jueves, 14 de junio de 2012

revelaciones, 12




Pero nada transcurre imperceptible del todo. La quietud de los días no ignora el vuelo de las aves. No es el lugar donde se ponen los pies el que decide. No son las figuras que se mueven alrededor las que convierten en definitivas nuestras vidas. Mientras, el territorio que de verdad nos hace, donde las sombras y las luces se disuelven, va adquiriendo un rostro renovado. Ese espacio irremplazable nunca es alcanzado por otros individuos. Sigue siendo la sorpresa que incentiva los pasos del encuentro al que uno se ve abocado.




6 comentarios:

  1. Deduzco que falta poco, ya la imagen se revela, la luz matiza los rasgos y queda esa inquietud, los restos de la sombra como agua mojando los cuerpos.
    Te sigo, cada vez con mas curiosidad.
    Saludos

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  2. Es que a medida que nos afianzamos en nuestra propia identidad y nos damos cuenta que se aproxima el objetivo, lo que importa se va aclarando y lo que no se comprendía antes, termina mostrándose en forma más definida.

    Muy buenos textos.Bucean en el sentido de la búsqueda interior.

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  3. Fernando, nada del otro mundo que no esté en éste. Pequeñas marcas que lleva uno dentro.

    Gracias por seguir la serie. Un abrazo.

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  4. Muchas veces, Neogeminis, aunque se entiendan, se aclaren y se definan pemanecen ciertas cuestiones del pasado como una huella difícil de desproveerse de ella. Gracias por mantener la lectura.

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  5. pienso sombras como dudas:
    fuera de las certezas irrumpe la poesía, la escritura.
    otra vez, muy buena serie. saludos.

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  6. Andrés, así es. Nada de lo que se nos manifiesta cierto nos proporciona mayor claridad, acaso porque la certeza es un bien escaso y bastante pasajero.

    Se agradece tu estímulo. Saludos.

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