Hay ojos desmedidos. Grandes esferas que apenas caben en el rostro. Huecos que se proyectan sobre el paseante y le plantan cara. Que potencian sus dimensiones hasta convertirse en máscaras y conjurar el peligro. Pertrechados con esas defensas descomunales consiguen ahuyentar a cualquier animal que se aproxime con oscuras intenciones.
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