miércoles, 30 de agosto de 2017

24. La pastora




El viajero urbano que extravía su ruta pierde un horizonte pero encuentra otro. Nunca supo cómo llegó hasta aquel valle de prados y hondonadas. Al principio la vio allí, pastoreando, trasladando por las noches al ganado hasta la cabaña del monte y sacándolo a pastar con el rocío del alba. Luego se acercó a ella para saber de su oficio, y ella le contó cómo eran sus días y le habló de otras tareas complementarias y cómo le quedaba también tiempo para leer, pues deseaba conocer las vidas de los otros ya que apenas podía ampliar la propia. Entonces el viajero, que se tenía por lector, pero que más que vivir las vidas ajenas las imaginaba, se entusiasmó con las anécdotas de ella y vio en sus narraciones un libro abierto. Ella le preguntó a su vez a qué se dedicaba y si viajaba mucho y si leía como la apariencia revelaba. Pero él se declaró zángano, un afortunado de la vida que dispone de su tiempo, aunque sus medios fueran precarios, y le dijo que se lanzaba a los caminos para comprobar que lo que había leído en las invenciones de los libros ocurría también fuera del papel. Ella se entusiasmó con la revelación del joven. Entonces, le dijo, ahora sabrás por fin que hay pastoras que conducen su ganado, que apenas abandonan su valle, que difícilmente se relacionan con más personas, a las que de pronto se les aparece un viajero extraviado con el que hablan de sus trabajos y de sus holgazanerías, de sus observaciones rudas y de las sutiles, que se intercambian olores vacunos y sudores de caminante, que se sientan al pie de la borda o se meten dentro si amenaza lluvia, y se cuentan y hacen por descubrirse y se miran en silencio y escuchan el rumor del viento interrumpido por mugidos templados y leen uno en la piel del otro...

Viajero: Odiseo no pararía mucho en esta casilla, y ya habría echado nuevamente el dado; pero puede que no quieras llegar a otro lugar que no sea esa humilde cabaña, así que tú mismo decides la demora.   



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


lunes, 28 de agosto de 2017

23. El vuelo de los contrarios




¿Quién te manda quedarte boquiabierto por el paso del pájaro? ¿Que te parece esbelto y de vuelo delicado? Cuántas veces la fragilidad oculta aviesas intenciones. ¿Que sientes curiosidad de dónde edificará su nido? Preocúpate tú por mantener tu hábitat antes de que un avispado humano te lo quite. ¿Que crees que es un símbolo que traslada a los hombres y grupos en conflicto? No seas tan ingenuo de pensar que estos van a aceptar por las buenas la mediación de un ave bienintencionada. ¿Que ves la dirección de su vuelo como una invitación a que participes de su horizonte? Pon los pies en el suelo y otea tu propia extensión, que tampoco te está garantizada pero al menos te ayudarán tus referencias y las de los tuyos. 

La vida es también vuelo de los contrarios. No se trata de ser agorero, sino de contemplar variados puntos de vista y principalmente los opuestos. No es fácil saber de qué lado está el bien que esperas ni cuánta es su duración. Pero para eso se han inventado los opuestos: para complementarse.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


domingo, 27 de agosto de 2017

22. El bateador




Justo se levantaron los de la fila de delante y no viste el golpe de gracia del bateador. El público estaba tan enfervorizado con la hazaña que pedía más y alentaba la carrera desenfrenada del jugador hasta la primera base. En aquel momento todo el mundo del estadio era un solo hombre o un ser que trascendía a los hombres como suele ocurrir en cualquier deporte de masas. Nadie estaba pendiente de que te quedaras sentado, se trataba de un gesto de rebeldía que lo único que podía causarte era incomprensión, pero la masa monstruo prefería aullar con una sola voz, con un solo puño extendido al terreno de juego. Fue entonces cuando viste que una chica tan díscola como tú, unos asientos más allá, permanecía ausente del partido y te miraba. Cómo llegó hasta tu lado y te sacó a empujones de la fila es algo que no has podido entender todavía. Luego ella te ha explicado muchas veces que se aburría demasiado y que se decía a sí misma que si encontraba a alguien al que tampoco se le viera divertido se casaría con él. Por supuesto que esto último no ha sucedido ni lleva camino porque, como bien dice la chica, el matrimonio es otro espectáculo de masas, aunque a la carta, y no conviene arriesgarse a que de inicial jugador te conviertas en espectador desde dentro. Bueno, le sueles decir tú, creo que al menos nosotros hemos alcanzado la primera base. Un comentario que no sabes muy bien qué quiere decir.  Por cierto, nunca mostraste interés por quién ganó aquel partido. Preferiste el resultado obtenido por ti mismo.



(Ilustración de Artemio Rodríguez) 



viernes, 25 de agosto de 2017

21. Dulce piedad




Proteger la vida es piedad. Piedad es procurar. La vida siempre es un extremo, aunque creamos que no pasa nada. ¿Hay algo más profundo que el ejercicio de cuidados que la madre caracola efectúa con sus crías? Cuando se protege al más desasistido el gesto es superior. El tirón biológico es anterior al que los hombres han determinado como moral. Los hombres, que somos mitad aves mitad peces, o acaso mitad culebras mitad caracolas, deberíamos entender mejor nuestros orígenes, que no están solamente en esa especie que descendió de los árboles. Hubo más y antes. Diferentes y en otras circunstancias. Cuenta una leyenda de los babinga que su madre original se formó del cruce entre tres seres elementos:  las abejas salvajes, el aire del anochecer y el limo de las charcas. El alimento, el movimiento, la forma. 

Si te ha conmovido que tu dado cayera en la casilla de la piedad, piensa en lo que hubo antes de tu origen, en cómo los elementos seres se procuraron para subsistir y de qué manera sobrevivieron no los más audaces sino los más amorosos. O acaso los más audaces en el amor.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


jueves, 24 de agosto de 2017

20. El zindú




Le llaman el zindú. Por el día adorna los paseos de acceso a templos abandonados de la antigua civilización. Por la noche se desprende de los frisos y dicen que se dedica a tallar nuevas piedras berroqueñas hasta dotarlas de misteriosas representaciones. Los visitantes ocasionales y los arqueólogos que de vez en cuando inspeccionan el estado de las ruinas se sorprenden de hallar esculturas recién labradas que suplen el deterioro de otras. Puesto que el material es el mismo que las primitivas obras indígenas su calidad formal no se diferencia en absoluto de éstas. Naturalmente están desprovistas de verdín, no muestran desgaste alguno y gracias a la meticulosidad de los detalles que componen cada figura se puede reconstruir cómo eran aquellas imágenes más antiguas que la incuria, el clima y los seísmos han deteriorado a lo largo de los siglos. Nadie sabe qué quiere decir zindú y nadie sabe describir con exactitud cómo realiza su actividad, ni de qué técnicas ni herramientas dispone, ni si las obras las finaliza en una noche o en mil. Algunos exploradores que han acampado en la región de los templos antiguos suelen escuchar desde que cae el día golpes exactos de cantería, ruidos semejantes al de serrar la piedra y largos sonidos de arrastre que aplastan el bajo fecundo de la selva. También cuentan que durante la oscuridad los pájaros de la noche callan y las serpientes se recogen en lo profundo de sus madrigueras. 




(Ilustración de Artemio Rodríguez)



miércoles, 23 de agosto de 2017

19. El hombre abatido




Un hombre descansa o huye. O acaso hace ambas cosas. Un hombre está abatido y repiensa su vida. Un hombre ya no espera porque se le pasó el tiempo de hacerlo. Un hombre contempla de mala gana el paisaje exterior porque el íntimo se le ha venido encima como un cataclismo. Dicen que los paisajes son más bellos después de los desastres, lo cual es una verdad dudosa: nunca sabremos cómo eran antes de que la tierra cayera sobre la tierra y el cielo ocultara la luz durante un tiempo y las aguas cambiaran un curso oceánico para tornarse en hielo. Tal vez el hombre desconsolado que se ha refugiado en un triste hotel de carretera medite en todo ello como manera de elevarse sobre sus desdichas. Nadie pasa por delante del edificio y el hombre se percibe más ausente. Nadie llega para hospedarse y el hombre teme que tanta soledad le pierda. Una luz: el decaído se rebela contra la tentación de justificarse por la carencia de otras presencias. Deja de apoyarse en la baranda, se desliza por los pasillos del hotel, registra las habitaciones numeradas vacías, baja y sube de nuevo hasta la azotea. Es como si el servicio hubiera abandonado a la carrera el lugar, mientras el frescor se crece entre las corrientes de las puertas abiertas de par en par de los cuartos. Aire: aquella ventilación sacude al hombre y él implora al viento para que aleje de sí los turbios pensamientos.

Jugador: ¿cuánto tiempo piensas aplazar tu salida del hotel? Paga la cuenta y ponte en marcha, antes de que no puedas luego continuar con comodidad la ruta de la oca sabia.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


lunes, 21 de agosto de 2017

18. El pájaro de la fabulación




Demasiados pájaros en este juego. Repetidas ramitas simbólicas en sus picos. Pero ni las garras ni las alas prestas a ser agitadas al menor peligro ni sus graznidos te dan confianza. Miras a unos con respeto, a otros con afecto, a los más con disimulo. Las aves son las herederas de aquellos animales fabulosos que poblaron el planeta antes del gran cataclismo. Por eso hay tantas. Por todas partes. Con todo tipo de plumajes y tamaños y formas. Las hay leves y pequeñas; las hay corpulentas y poderosas. Aves del cielo y del mar y de la tierra y del fuego.

Recuerda la historia que te contaron de niño. Un grupo de hombres estaba a punto de perder la vida porque el fuego se apagaba. No tenían más ramaje y por lo tanto era imposible avivar aquel hogar al descubierto. La desesperación crecía entre ellos. Invocaron el fuego profundo de la tierra, ese que dicen los viajeros que es emitido brutalmente de vez en cuando hasta cambiar la faz del suelo. Súbitamente, de entre los rescoldos de la hoguera que se extinguía emergió un ave de plumas como llamas y su vuelo era una mezcla del humo y ceniza al viento. El pájaro hablaba con el sonido del chisporroteo. Luego revoloteó sobre los hombres que estaban a punto de ser presas del frío más atroz y así estuvo toda la noche, dando vueltas sobre sus cabezas y calentándolos. Hasta que amaneció y el sol empezó a llegar generoso y directo a los cuerpos. Los hombres se habían quedado dormidos placenteramente por efecto de aquel calor mágico. Cuando despertaron en la hoguera solo había ceniza de colores y el ave ígnea había desaparecido.

Está bien que quieras mantenerte una jugada en esta casilla, sin avanzar. Sientes que aún perdura en ti un calor inexplicado. Pero debes partir antes de que los otros jugadores den con el pájaro de fuego y lo pongan en cautividad. 


(Ilustración de Artemio Rodríguez)

domingo, 20 de agosto de 2017

17. Posesión




¿Fue su lengua la que recorrió mi cuello, mi pecho, mi abdomen, mis ingles, mis extremidades antes de inocular en mis entrañas el veneno atroz que cegaba la visión del mundo que me rodeaba? En el sueño que me embargó largamente sentí que una mujer invisible tomaba cada palmo de mi superficie espantada. Si trataba de reaccionar, me atenazaba. Si gemía, ahogaba mis desvaríos. Si me quedaba quieto, me agitaba hasta la convulsión. Si hervían mis sustancias profundas, las templaba a su capricho. De su lengua hizo arte de caza y fui su presa. De aquella unción de sangre y sal surgió el hombre reptil que se desliza entre la fractura de las rocas vivientes. 



(Ilustración de Artemio Rodríguez)




viernes, 18 de agosto de 2017

16. La lucha de goma




La última vez saliste perdedor. Ah, ¿qué tenía truco y te tocó perder? Si me estás diciendo que todo era teatro, que tanta apariencia de fuerza y el sudor y los ayes del público falso y los exabruptos de los contendientes, todo, era parte del atrezzo no me decepcionaré. Estoy acostumbrado. La gente asiste a las mayores barbaridades cometidas con los cuerpos como si se sentaran ante un espectáculo. Si la sangre de verdad la convierte en ficción es como si doliera menos. De eso quieren convencerse muchos. Con mayor motivo que en un espectáculo menor, donde corrían apuestas y griteríos, y quien más o quien menos expelía agrio mezcal de su garganta, y aquella cadena de televisión enardeciendo telespectadores, el tono empleado sea de saber que al final no ha pasado nada. Cada cual cobra lo acordado y todos a casa, hasta la próxima. Es la pedagogía que suaviza los pies de la violencia. ¿Que alguien cerca de ti ha sufrido el espasmo de la brutalidad pendenciera e inesperada? Se le aplica la pedagogía de lo ficticio, se llora un poco, se consuela con miradas tiernas a la viudita, se brinda por la memoria del finado y a correr. Siempre a correr. Corre cuanto antes a otra casilla, los luchadores de goma puede que no sean lo que te toque a ti en cualquier momento si alguien mueve su dedo fácil y su talante descerebrado.  




(Ilustración de Artemio Rodríguez)

  

jueves, 17 de agosto de 2017

15.Todos los hijos del dios tienen zapatos




El ángel del jazz caído y resucitado. El encantador de serpientes musicales. El enviado de Moisés recién fabricada la trompeta que ordenara Yahvé. El clarinetista Woody transmitiendo ironías. El eunuco de la mujer del faraón amenizando su ocio. El flautista que se llevará a los necios, que no esta vez a los niños, al país de Nuncajamásvolverás. El recolector de notas perdidas. El trompetista de Jericó derribando muros entre los hombres. El efebo de la sálpinx que deleitaba a los acompañantes de Safo. El púber Dizzy Gillespie rompiendo las primeras notas aprendidas. El querubín barroco descendido del retablo. El empuñador de la tuba anunciando que no hay más enemigos. El objetor del Apocalipsis renunciando a lo escrito y designado.

¿Cuántas imágenes te vienen a la mente? ¿Con cuál de los personajes citados te identificas? Mientras te pides ser uno de ellos sigue pulsando la suerte. La elección musical te favorece.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)

miércoles, 16 de agosto de 2017

14. En son de qué




Me dices que has aprendido a prevenirte de la poderosa ave. Que en su pico traslada una rama de oferta aparente pero que lleva siempre las garras afiladas. Ambas tácticas son parte de la estrategia de su supervivencia, pero en cuanto halla el camino libre para afianzar su poder omnímodo desecha una para actuar con la otra. Desconfía del símbolo, no te embobes con su majestuosidad, sospecha de su condescendencia. Que vea que no eres ni cordero ni liebre. ¿Que te repugna crecerte como otro ser aguerrido del cielo y de la tierra? Medita. ¿Qué te pide tu instinto? ¿No sabes todavía que una de las luchas más feroces entre los animales de este mundo es entre el instinto y la razón? Si estás a tiempo huir puede ser buena solución. Si te sientes frágil busca otros de tu especie con los que hacer frente al riesgo mortal. ¿Qué quieres romper la dinámica bruta de toda la historia que, por otra parte, no ha traído nada bueno ni para unos contendientes ni para otros? Reflexiona si es mensajera o reina la que acecha, y si viene en son de paz o de dominio. Pero que no sea tarde para averiguar en son de qué caerá sobre ti.   

Si tu dado marca esta casilla, vuelve rápidamente a echarlo. Detenerte en ella a admirar el vuelo mayestático puede ser un peligro. En lo que quedas anulado por su seducción puedes ser entero de ella para tu mal. 



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


martes, 15 de agosto de 2017

13. Y la nave debe seguir yendo




¿Quién teme a un número que es como cualquier otro? De temer una cifra, teme al número no nombrado, al que no cuenta, al que se desconoce, al silencioso, al que aumenta la desgracia de los hombres o al que rebaja su dignidad. Ponerte en ruta a la sombra de un número caprichoso no es ni mejor ni peor. Lo que vale es el rumbo que tomes, aunque la mayor parte de las veces la orientación no sea premeditada sino que se va adecuando según obligue la navegación.

La mayoría de los vivientes simulan tener un destino, pero el destino no es solo incierto sino abstracto. El destino siempre es un recorrido corto, aunque desees, y lo consigas, llegar lejos. ¿Que Odiseo se embarcó para llegar a ninguna parte? Naturalmente. Él solo quería probar lo que había en el trayecto: animales, hombres, seres fantásticos, seducciones o sueños. El autor del poema viene a decir que llegó a buen puerto por saber ignorar cuanto accidente o tentación aparecieron sobre la ruta. No lo creo.

Sé que para ti, navegante, el recurso al recuerdo de  la partida y al anhelo de la llegada son meras excusas. Embarcado estás en el océano de lo ignoto y, por lo tanto, de la sorpresa. No te atemorices ante cada escollo, ni te hagas arrastrar de buenas a primeras por propuestas que no percibas firmes, ni te dejes vencer por los vientos más bravíos y las tempestades más desproporcionadas. Pero si en cada situación o al menos en alguna de ellas encuentras motivos para prospectar tu naturaleza, dedica un tiempo, por si no vuelves a tener la oportunidad. Aligera la carga en cuanto sientas que te oprimen y te retienen las fuerzas más inesperadas. Llegará la calma y entonces disfruta del instante de la levedad. Debes seguir navegando. No hay más opción. Y que los seres de las aguas te acompañen dulcemente.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


lunes, 14 de agosto de 2017

12. La simbiosis del narrador




Qué grande y crecido te ves allá arriba, sobre el manso y pesado cuadrúpedo. ¿Cuál es vuestra simbiosis? El paquidermo te traslada, fiel y seguro, hasta los paisajes inexplorados. ¿Qué le ofreces tú a cambio? Ah, ¿que le cuentas historias? Él es más sabio y justo que tú y te traslada hasta donde habitan otros hombres. Cuando llegáis a profundas aldeas el animal se para en el solar en torno al que se asientan las chozas. Salen en algarabía los niños primero, después, más prudentes, las mujeres, más tarde los ancianos, tras estos llevan en andas a los impedidos y al caer la tarde los varones cazadores, que vuelven cansados y sudorosos, llenos de polvo y malhumorados porque no han conseguido el trofeo perseguido, se sientan en cuclillas a escucharte. Entonces, sin exigir nada, todos callan. El tiempo es muy flojo en la aldea y nadie tiene prisa. Más bien saben que cuanto más esperan tu palabra mayor es la curiosidad y más emocionante la expectación desatada. ¿De qué les vas a hablar hoy? ¿De lejanos países donde corre el agua a raudales cuando se deshace la nieve en las montañas? ¿De extensiones donde el salitre es todo humedad y no se ve tierra firme? ¿De aldeas gigantescas donde las gentes van y vienen en multitud de oficios y cargas y destinos? No es necesario que la historia sea larga, sino intensa. Ellos solo quieren saber algo que no sea de su inmutable ámbito. A cambio -siempre el juego de concesiones y trueques-  el hombre aquel que está tirado en un rincón, enclenque y de edad imprecisa, que no se hace ver, se alzará sobre su demediado cuerpo enjuto y relatará, con voz débil pero exacta, la historia de su pueblo como si fuera la más importante y rica del mundo. Y tú, hombre elefante, cuando vayas a otros lugares la tendrás ordenada en tu pensamiento y la narrarás también.

No es obligatorio detenerte en exceso en esta casilla, pero si eres un jugador que prefiere soñar, no corras en echar el dado. Si como jinete del gran animal que es el relato te sientes a gusto en la aldea perdida, no desestimes la ocasión de conocer otras vidas.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


sábado, 12 de agosto de 2017

11. La clava de Heracles




Pinta como una equis porque en un enfrentamiento no se resuelve fácilmente su ecuación.  Heracles disponía como una de sus armas la clava, que pasó a ser junto con la piel del león de Nemea, atributo de su poder e imagen ególatra en sus representaciones. Con la clava podía golpear y causar la muerte de animales fantásticos, pero nunca logró matar a su propia muerte utilizando ese mazo rudimentario (ni ninguna otra clase de armamento) En el juego se te ofrece como opción para tu propio combate, pero ojo, jugador, porque no siendo tú el héroe poderoso esta gran porra se puede volver contra ti. Además, ¿te ha propuesto alguien realizar siquiera alguno de los doce trabajos que osó acometer el hijo de la mortal Alcmena? No juegues a ser Heracles. Desconfía de quienes esgriman algo parecido a estos leños rudimentarios. Confía en el lenguaje que avisa que cuando pintan bastos es que todo va a ir a peor y con más dureza. Entonces echa rápidamente el dado para salvarte del golpe.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)



viernes, 11 de agosto de 2017

10. El equilibrista




Somos equilibristas de nuestras fantasías. Pero ¿qué sería de nosotros si no nos exhibiéramos delante de los demás? Necesitamos tanto la mirada ajena. Requerimos de tal modo el aplauso de la grey. Esperamos con suma urgencia cada opinión exultante. Tú, hombre simiesco, ¿te tienes por más triunfador al cabalgar sobre un unicornio? Cada híbrido de este mundo opta por una ensoñación a través de la cual se cree demiurgo. ¿Qué espacio tienes bajo tus pies? ¿El de una cabalgada efímera, el de un vuelo pasajero, el de la posesión perecedera de un hermoso equino mágico? ¿Cómo? ¿Que nadie está pendiente de tus piruetas ni envidia tu corcel ni se emociona con tu flexibilidad? Siempre hay ojos que nos observan desde todas partes. Pero tú quieres ser considerado por los más misteriosos. Por eso perseveras en el ejercicio. 

Si el dado se te detiene en esta casilla pìerde un turno para pensar en tu imagen más fantástica y gozar de ella. Hay trampas peores cuyo castigo es más duradero.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


jueves, 10 de agosto de 2017

9. La misión voladora



Al ave mensajera se le supone transportadora de virtudes tales como: bondad, desinterés, dadivosidad, otorgamiento, propuesta, pacificación, acuerdo. Los hombres cuando la ven llegar detienen sus quehaceres o sus enconos, si bien por breve tiempo, contemplando dónde depositará su porción generosa. Esperando que ella resuelva sus problemas. A veces deja caer la rama sobre terreno neutral y los hombres de un lado y otro se precipitan para apropiarse de ella, lo cual da lugar a que el primer grupo que llegue vea que es disputado el anhelado tesoro por el otro bando. A veces los hombres dividen en dos aquel trocito de vegetal, porque no saben perder el fatídico sentido de la propiedad, con lo que la disputa se enerva por aquello de tú cogiste una porción más grande que yo. Hay contadas ocasiones en que las distintas facciones humanas se detienen ante el mensaje que yace en el suelo y reflexionan sobre cómo tomarlo, quién será el depositario y de qué manera debe conservarse incólume, pues dice una tradición que mientras la rama que traslada un ave en su pico permanece entera así de tranquila será la existencia de los hombres.

Pero, ¿cómo denominar la misión del pájaro cuando pasa de largo sobre nuestras cabezas? Sé de un ave que fue y volvió con la misma ramita. Sé de otro pájaro que dejó caer su carga por aburrimiento sobre el mar. Sé de otro, desesperado, que mientras realizaba su vuelo fue esparciendo pequeñas raciones de alimento a las torturadas almas de los hombres. Sé de una ave objetora que nunca quiso partir con señal alguna en su pico porque dijo que los de abajo no la hacían caso y en cierta ocasión llegaron a disparar cartuchos directamente a su cuerpo. 

Tiempos de confusión para los pájaros de paz.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


miércoles, 9 de agosto de 2017

8. Judith o Salomé con tirabeque



¿Salomé o Judith? ¿Ofrecer la cabeza del profeta orate o la del general conquistador? Cualquier arma cumple la función fatal si se utiliza con arte. Con arte de matar, se supone, y suponiendo que matar sea un arte. La técnica del tirabeque puede ser tan victoriosa como otra cualquiera. Teniendo en cuenta además que detrás de ella suele haber otro arma tan mortífera y complementaria como el engaño.  Lo más siniestro: ese ofrecimiento de la cabeza del enemigo. Nunca quedaron claros los motivos de la causa de la muerte del profeta exigida por Herodías a través de su hija. ¿Porque prohibía su contubernio con el Antipa o porque no había cedido el desarrapado a las solicitudes de la madre? Y ¿qué decir del guerrero Holofernes engañado por la belleza de la mujer y degollado cual acción de guerra? Cuán preñado de violencia está el Libro de los Libros que extiende su larga e intrincada mano hasta el juego de la oca.

Vigilancia: si cae tu dado en esta casilla se recomienda: primero, no atender la seducción; segundo, desarmar a la cazadora de cabezas; tercero, pregúntate si has dado motivos para que alguien se tome la justicia por su mano contra ti. No juegues al amor, podría concluirse, si detrás de éste se agazapan otros intereses menos idealistas.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


martes, 8 de agosto de 2017

7. Cayado y mayal



Se cuenta que cuando Lord George Herbert de Carnarvon se encontró con Howard Carter en el Valle de los Reyes soltó aquella frase ya tópica: el doctor Carter, supongo. No sé por qué tengo la impresión de que me equivoco de aventura, de episodio histórico y de territorio africano, o simplemente de cita. Seguramente dará lo mismo, porque en torno a cada acontecimiento es frecuente que se haya montado una leyenda. Leyenda sobre leyenda suele ocurrir que a los niños en sus nidos de acogida escolar y a los universitarios en sus doctas madrasas se les diga cualquier cosas menos lo que realmente ocurrió. Y así andan todos ya de mayores de confundidos y de creer saber cuanto no saben. Yo recomendaría saltar cuanto antes esta casilla del juego. Los faraones convertían en esclavo a todo bicho viviente que capturaban. Una práctica  -y un negocio-  frecuente en aquel tiempo en otras culturas y que se institucionalizó para las sucesivas, incluyendo estados que aún no habían nacido ni estaban unidos. Naturalmente quien dice faraón dice casta sacerdotal, funcionarios públicos, recaudadores, escribas, ejército y arquitectos. Así que huya cuanto antes del número 7, porque una de dos: o se arriesga a que con carácter retroactivo se vea convertido en un despojo de mano de obra gratis o bien pueda ser víctima de una maldición. Si Lord George Herbert de Carnarvon llegó a probar, como dicen, de ésta última siempre será un enigma y, obviamente, una leyenda más. Lo que se ha comprobado históricamente es la existencia de la otra maldición, el esclavismo, que, más allá de los dictados faraónicos, ha llegado hasta nuestros días. Sí, aunque se les denomine de otra manera a los parias de la tierra de nuestro tiempo.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)



lunes, 7 de agosto de 2017

6. De bañistas




Bañista uno a bañista dos: ¿conoces aquel pensamiento de Heráclito de Éfeso? Bañista dos a bañista uno: ¿que dos veces no se lanza el mismo nadador al mismo río? Bañista uno a bañista dos: en efecto, eso mismo, pero ¿crees que esa teoría nos permitirá avanzar más o retroceder? Bañista dos a bañista uno: depende de que lo consideremos solo teoría, y en ese caso es fácil que no salgamos de las profundidades, pero si nos dejamos arrastrar por lo práctico, la corriente, es innegable que nos esperan riberas interesantes. Bañista uno a bañista dos: ¿de verdad piensas que la corriente es avance? Bañista dos a bañista uno: depende, hay corrientes que son remansos y de aguas estancadas. Bañista uno a bañista dos: luego Heráclito no era tan buen filósofo. Bañista dos a bañista uno: lo que no debía ser era buen nadador o, simplemente, un nadador de tierra adentro.

Bañista tres a bañista dos y bañista uno: mientras filosofabais el bañista cuatro nos tomaba la delantera. ¿Cómo llamáis a la jugada? ¿Teoría o praxis?


(Ilustración de Artemio Rodríguez)

domingo, 6 de agosto de 2017

5. Depredador vs depredador




¿Son más poderosas las aves del cielo que los seres reptantes del suelo? La Historia, que es casi siempre la falsificación de la vida, convierte en símbolos a verdugos y presas. ¿Puede el rapaz llevar a la vez un signo de paz o de construcción mientras atrapa a otro ser que también pretenderá sagacidad y supervivencia? Se puede entender lo de la lucha de las especies. La Humanidad sabe más que nadie de ello y el precio que hace pagar a toda vida ajena. Pero los acontecimientos naturales, en absoluto provistos de un ADN paradisíaco, los utilizan los humanos para construir sus castillos de metáforas y mitos. Los animales funcionan en sus ámbitos y con los recursos de los que están dotados sin exigir que los hombres interfiramos. Pero lo hacemos. Gran observador el hombre antiguo y mediocre convertidor de los avatares de la naturaleza para provecho de su palabrería y alzado de leyendas y creencias. ¿Por qué al humano, condicionado por la evolución de su cultura, le cuesta interpretar los sucesos en general si a la vez no se transforma en médium de sus fantasías?

Comprueba, comprueba, parece decir la serpiente sabia al pájaro soberbio, antes de acabar con el aprendizaje que acumulo en mí misma.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


sábado, 5 de agosto de 2017

4. El centrocampista




El campo de visión es equidistante desde donde habita. O eso cree. Esa presunción le mantiene como defensor y a la vez como agresor, sin ser del todo ni lo uno ni lo otro. Piensa que de ese modo controla los peligros y activa las reacciones. Sabe que no está en soledad, aunque en ocasiones pretenda desmarcarse. ¿Qué se lo impide? Su propia perspectiva. Su ubicación. Sus límites. Se tiene por héroe del espacio, capaz de mantener el equilibrio. Como si todo dependiera de él. Sin embargo hay ocasiones en que las circunstancias le empequeñecen, en que otros jugadores de la vida le ignoran. Y pierde la referencia del ámbito donde campa porque en realidad su suelo es inestable y tantas veces indistinguible. Porque las dimensiones por donde patea arriba y abajo con poca convicción son corredizas. Porque su territorio no es la meta ni en él se apunta triunfo alguno, pues los hombres son así. Está y no está en medio de los extremos que se disputan la competición. Aún cree, inocentemente, que existe el punto medio. El centro de la armonía.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)

viernes, 4 de agosto de 2017

3. La risueña geometría




Cuando te dieron a elegir te pediste ser caracol.  No quisiste ser ocelote ni serpiente ni ave rapaz. No voy contra nadie y por lo tanto elijo ser caracol, dijiste entre gemidos contenidos a duras penas. No me interesan las presas, no he nacido para depredador, insististe cuando otras espacie te observaron con ojos perplejos. Y en aquella declaración de principios iba implícita tu condición antigua, esa persistencia en unos orígenes lejanos, levantada por la geometría bella de la curvatura de la vida. Crecías desde y sobre un punto sin fin y estabas orgulloso de ello. Soy la identidad de lo oculto, el recorrido que asciende sobre sí mismo desde esta arquitectura onerosa. Hubo quien no comprendió nada de tus convicciones. Quien te miró con lástima. Quien lo hizo con admiración. Quien prospectó que le aportaras el secreto. Pero tú, lengua afuera y largos y misteriosos ojos siempre vivos, estabas contento de tu manifiesta visión.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)



jueves, 3 de agosto de 2017

2. El hombre animal o el animal hombre



Yo, hombre lobo, hombre ocelote, hombre jaguar, hombre puma, hombre disfrazado de viejo, os digo: no os dejéis embaucar por las palabras del hombre. Os diría más, pero tenéis que comprobarlo por vosotros mismos. Os invitarán a saltar por encima del vacío, pero ¿qué haréis? ¿Saltaréis si divisáis el otro lado u os dejaréis arrastrar por los ensueños? Os diría tanto, pero en vuestra andadura debéis descubrir para poder conocer. Acaso penséis, por el contrario, que os halláis más seguros sin moveros de un solo suelo. Pero lo que hay bajo vuestros pies también quiebra y vuestro equilibrio peligra. Entonces preguntaréis: ¿qué hacer, pues? No os lo diré, y además no sabría responder justamente. Mi opinión sería también un enjambre de palabras que os condicionarían. Aceptad de mí esta propuesta sencilla: sed precavidos siempre cuando tengáis que elegir entre el movimiento y la quietud.


(Ilustración de Artemio Rodríguez)


miércoles, 2 de agosto de 2017

De oca a oca, 1



Esta vez el ángel fantástico, hijo de la ilustración y del sonido sordo de la naturaleza, no anuncia con su trompeta fatal el fin de los tiempos, sino el principio. Tampoco es el principio de todo, pues antes está el cero, al que no se le reconoce. En la contabilidad humana, el cero delante de una cifra no cuenta, eso dicen. Pero en el Universo, ese cero es el caos, de donde procede todo, incluso su antítesis, el supuesto orden. El ángel sabe que caos no es vacío. De sobra conoce que del cero venimos y al cero vamos, todos y cada uno de los individuos de cualquier especie. Pero el ángel mutante aparece para proponer un juego, puesto que el juego, y ya nos lo irá revelando él mismo, es la única alternativa posible para sobrellevar la ardua contabilización de nuestros pasos.


(Ilustra Artemio Rodríguez)