domingo, 20 de agosto de 2017

17. Posesión




¿Fue su lengua la que recorrió mi cuello, mi pecho, mi abdomen, mis ingles, mis extremidades antes de inocular en mis entrañas el veneno atroz que cegaba la visión del mundo que me rodeaba? En el sueño que me embargó largamente sentí que una mujer invisible tomaba cada palmo de mi superficie espantada. Si trataba de reaccionar, me atenazaba. Si gemía, ahogaba mis desvaríos. Si me quedaba quieto, me agitaba hasta la convulsión. Si hervían mis sustancias profundas, las templaba a su capricho. De su lengua hizo arte de caza y fui su presa. De aquella unción de sangre y sal surgió el hombre reptil que se desliza entre la fractura de las rocas vivientes. 



(Ilustración de Artemio Rodríguez)




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