...pero tú no piensas en ese instante en que el dolor sea compartido, ni te compensa saber cuáles son los matices del dolor de los demás, pues la humillación te atenaza, no puedes erguir tu cuerpo, no hay suficiente aliento que te dote de fuerza para la rebelión, la presión de los acontecimientos te ahoga, como si todos los conductos fluyentes del cuerpo hubieran quedado atrapados en geometrías sinuosas.
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Situaciones en las que uno se cree ahogar, y tal vez sea así
ResponderEliminarUn abrazo
Hay manos que ahogan, vengan de otros individuos o del estado de cosas.
EliminarEl dolor compartido es menos dolor, seguramente. Buen martes
ResponderEliminar¿O es aquello del mal de muchos con que nos engañamos con frecuencia? Saludo, Milena.
EliminarCruel situación de la que ningún nacido estará exento.
ResponderEliminarDiferente podría ser la interpretación y las correspondientes razones de cada sujeto.
De nada sirve “decir” , puesto que sólo podrá interpretar conforme a la propia naturaleza. Solo somos eso: naturaleza transida.
Transidos en los dos sentidos, en el de agotados y consumidos, y en el de ridículos.
EliminarLlegados a ese estado de dolor, ahoga, pero no mata.
ResponderEliminarHum, no sé qué decirte, A.
EliminarUF!! el dolor es dificil de medir, cada uno siente el propio y hay varias causas por las que el dolor se aposenta en nosotros. Un abrazo
ResponderEliminarY tantas modalidades y expresiones y rostros, en fin, así es. Gracias, Ester.
EliminarHas descrito la pesada losa de la humillación y la derrota. Un mar de lágrimas será preciso para alcanzar la paz que nunca el olvido.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué menos que tener el recurso a las lágrimas, nunca suficientes ni inútiles, das en el calvo.
EliminarMe haces pensar en la impotente situación en que se habrán visto tantos atormentados en las múltiples cárceles de la historia humana.
ResponderEliminarDice eso a tu favor. Un punto de pensamiento sobre la desdicha ajena nos humaniza en el sentido constructivo. Por otro lado, nadie estamos libres...
EliminarAfortunadamente tras tocar fondo de tiende a subir de nuevo. La vida es como un péndulo. Ahora estás arriba y más tarde abajo. Todo es impermanente. La única manera de vencer al sufrimiento y al dolor es saber que eso también pasará. Nada de queda para siempre.
ResponderEliminarMuy bien texto... para reflexionar.
Un fuerte abrazo
Es un placer aparecer en tu ventana
Es como dices, pero...hasta un cierto límite en que no hay ni capacidad ni posibilidad de resurgir (me gustan los infinitivos, también los gerundios, definen muy bien el movimiento de la vida desde el punto de vista gramatical)
EliminarPues buen aparecer, seguiremos.
eSCRIBES QUE NO ENTIENDO PERO ME GUSTA TU ENTRADA uN ABRAZO SIMPLE DE ALGUIEN QUE AMA LAS LETRAS
ResponderEliminarLos que amamos las letras debemos estar alerta. También pueden ser traicionares. Depende y cómo. Salud para ti.
EliminarEn el dolor, se es egoísta. UNo cree que el sufrimiento es solo también sufren. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarPero a nadie nos gusta ser propietarios del dolor. Buscamos desasirnos de él. Saludo.
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