jueves, 26 de enero de 2012

marcado



Nació marcado, el antifaz de sus ojos tenía el mismo vuelo que sus sueños, sus sueños eran reflejo de una vida anterior.


(Hasta que un fotógrafo llamado Clovis Prevost lo rescató del mundo donde había extraviado su sentido, al que nunca había renunciado del todo)

16 comentarios:

  1. Muy interesante.

    No me la pierdo.

    :)

    Andri

    ResponderEliminar
  2. ¿Qué sabes de esos sueños?, y de las vidas anteriores.
    Se sigue siendo el mismo, o la misma, siempre, en todas ellas; los sentidos no cambian, no se pierden, se aprende a ser, con todo, no se renuncia a nada.
    Las marcas están justo detrás de los ojos, alguna veces delante.

    Saludos, Jean

    ResponderEliminar
  3. Qué bonito que te rescaten cuando estás perdido!
    "El antifaz de sus ojos tenía el mismo vuelo que sus sueños"- me encanta.
    un abrazo .

    ResponderEliminar
  4. a veces, los mismos ojos son el mejor antifaz... donde no somos capaces de hallar ni nuestra propia identidad a oscuras.

    un abrazo, me alegra verte de vuelta

    ResponderEliminar
  5. Anónimo, asumo esas preguntas que planteas. No sé responder o llevar la contraria a las aseveraciones que realizas.

    ¿Ls marcas? ¿Qué concepto de las marcas tienes? Ahí no capto bien esa situación que señalas. ¿La memoria es lo que hay detrás de los ojos? ¿La sorpresa o lo inesperado. lo que se presenta en cada futuro inmediato, es la marca exterior?

    Gracias por pasar.

    ResponderEliminar
  6. Mariola. ¿O nos rescatamos nosotros, y lo que hay como mucho, si lo hay, es un echarnos una mano desde fuera?

    Gracias, buen día.

    ResponderEliminar
  7. Elchiado, en algunos individuos la mirada es algo velado, difícil traspasarla, parece que siempre la tienen en guardia contra quien se halle enfrente. Pero su agujero por donde colarnos tendrán, supongo.

    Gracias por tu deseo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Me refiero, las marcas, señales, a aquello que cada de esas vidas anteriores, soñadas, va generando en nosotros, algo así como un añadido a lo que somos; nuevas situaciones que nos hacen cambiar levemente, o virar, sí, mejor esta palabra, sin desviarnos mucho de lo trazado, del sino, porque ¿todo es casual o es causal?, ¿importa mucho o importa poco que escojamos un camino u otro?, ¿se puede uno salir de su propio destino?, ¿podemos escogerle?
    Sí, puede ser la memoria, eso mismo, aquello que está detrás de los ojos, y también delante, porque a veces se puede ver un recuerdo, ¿volverlo a vivir?, acaso un déjà-vu que en principio puede sorprendernos por inesperado.
    Todo esto son elucubraciones mías, nada más; me vinieron a la cabeza al leerte, y te agradezco que me hagas pensar tanto.
    El de hoy, marcado 2, me habla de un posible “Adán”, y si lo enlazo con el anterior me quiere parecer una especie de renacimiento.

    Saludos, Jean
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Obrigada pela oportunidade de te conhecer. Um abraço, Yayá.

    ResponderEliminar
  10. Anónimo, se agradecen esas puntualizaciones. Yo respondería en relativo: casual y causal pueden ir de la mano. Y como la forma de vivir es variada, si no sumamente compleja, pues puede haber muchos factores que inciden en nuestras vidas y con diferentes efectos. De alguna manera esos factores nos hacen virar y en ocasiones cambiar claramente de rumbo. Según. ¿El sino o destino? Mira, es un término bonito que oculta con frecuencia un concepto nada claro, por no decir oscuro. Depende lo que entendamos por destino. ¿Algo absoluto? Lo desdeño. ¿Algo relativo, más bien? Mira, la mayoría nacemos en un marco social, familiar, cultural que, salvo catástrofes, no abandonamos de manera sustancial. Si ese marco es el destino, lo entiendo mejor. Si es la mano oculta...haría lo psoble por entenderlo (una enfermedad letal, un accidente imprevisto, etc.) porque de alguna manera seguro que tiene que ver con una cadena de acontecimientos que los causan.

    Al fin y al cabo, esa pregunta que haces de ¿importa mucho o importa poco que escojamos un camino u otro? me interesa en especial. Tal vez no. Lo que interesan son las migas que vamos poniendo en la senda, lo que vamos recogiendo por ella, las pequeñas cosas que labramos u obtenemos...puesto que el ciclo vital, ése, es insoslayable. Podemos optar parcialmente, es obvio, pero no creo que el dilema humano deba residir en falsos dilemas. Aceptar la condición humana y sus límites es una buena manera para que la realidad no se deje vencer por el deseo, y viceversa.

    Por supuesto, también las mías son elucubraciones, pero ¿quién tiene la verdad al respecto? Acaso la libertad personal reside en no tener ninguna especial ni señalada verdad. No de las que se venden como tal en el mercado de las ideas. Sí en las pequeñas verdades que comprobamos día a día. Espero tu entenderme al respecto.

    Gracias.

    ResponderEliminar
  11. Obrigado a ti, Artes. Me alegra pases por aquí.

    Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  12. Te entendí, Jean, y bien, además.
    Gracias, a ti, siempre es un placer venir.
    Saludos cordiales, y nuevamente un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Agotar el rostro, aprehender su mirada, sólo es posible rebasándole, cuando sabemos que todas sus facciones son solo máscaras de algo que más que encarnarse, sólo existe desbordándose.

    Saludos desde la Olla

    ResponderEliminar
  14. Pierrot. Las capacidades del rostro son enormes. No sé si son respuestas involuntarias del alma de las emociones. Pero es cierto, tiende a desbordarse, incluso en su hieratismo puede resultar una máscara, acaso la más autoprotectora.

    Saludos y un abrazo.

    ResponderEliminar