miércoles, 8 de diciembre de 2010

Ligereza (y 7)



No sois lanzas ni flechas. Sólo exhalaciones. Origen y destino. Convertís la oscuridad en luz. Devolvéis la luz a su seno feraz. Renováis los ciclos que me recorren. Me hacéis permanecer.

martes, 7 de diciembre de 2010

Ligereza (6)



Gallardetes de oro. Tomadme entre vuestro alarde. Hacéis virtud de la inconsistencia. Quiero ser como vosotros. Desalojad la densa opresión que me ancla en la ciénaga. Fragilizad mi espíritu hasta que toque la ligereza. Hasta que recupere la parte del alma que se ha desprendido de mi.  


lunes, 6 de diciembre de 2010

Ligereza (5)



Abrís la luz del día. ¿Quién podría resistirse a tal exuberancia? Ante vuestro despliegue los guerreros abandonan, los profetas dejan de clamar en vano y los salteadores de los destinos humanos se rinden.

Hacéis deseable la vida, incluso cuando las nubes y los vientos la amenazan con su inquietante movimiento, incluso cuando el infortunio desgarra a los hombres que aún creen en el amor.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Ligereza (4)



Abigarradamente, expandís el sexo de vuestros colores. Habéis alzado un recinto bajo vuestras enseñas. El suelo está feliz de teneros como signo de paz. Que los hombres aprendan de vuestra entereza, más allá de la apariencia frágil. Lao Zi debió dudar sobre aquel texto del Tao cuando escribiera:

¿Puedes concentrar el soplo vital hasta alcanzar la flexibilidad,
como un niño de pecho?

Pero pensó en vosotras.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Ligereza (3)



En vuestra cabalgada no hay griteríos ni relinchos ni siquiera suspiros menudos. No hay tampoco conquistas territoriales. No sometéis, por lo tanto, a los habitantes de otras regiones. Vuestro ámbito permite compartir y ser compartidas.    


jueves, 2 de diciembre de 2010

Ligereza (2)



Os inclináis hacia un coloquio fecundo. Procedentes desde una raíz individual compartís el aire de las palabras. De vuestros labios suenan de otro modo. No rechinan como cuando emergen de la boca de los hombres.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Ligereza




Delicada presencia, desafiando el embate del viento. Resistís sin ruido. Crecéis sin pretender otras alturas.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Contra la cautividad (y 6)


Os reencontráis en el origen. Ocultas bajo las criaturas de la savia no añoráis un futuro. Estáis de nuevo sumergidas en la montaña. Miraros en el transcurso que os arrancó de cuajo de ella. También sabéis que el camino es para vosotras el único sentido.


sábado, 6 de noviembre de 2010

Contra la cautividad (5)


No las envidias. Te horroriza el perfil idéntico que las incapacita para reconocerse. Y ni siquiera alcanzaron la cumbre de sus sueños. Tú eres libre. Ellas son las frustradas. Sólo aliviadas por la humedad de la tierra.


viernes, 5 de noviembre de 2010

Contra la cautividad (4)


Pudiste elegir ser parte solemne. Prefieres tu don irreductible. Dejar que te depure el viento o el agua. Sentirte libre de domas.


jueves, 4 de noviembre de 2010

Contra la cautividad (3)



Surgen como lágrimas. O eres su tierra de cultivo. ¿Quién dijo que nada puede crecer entre las rudas aristas de tu alma?


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Contra la cautividad (2)



Rechazaste formar parte de la obra acabada, para no dejar de ser tú misma. Arrinconada en tu desgaste miras con altivez y te sientes ciclópea



martes, 2 de noviembre de 2010

Contra la cautividad



Expulsada del destino que labraron para ti, sabes que también has quedado exenta de la cautividad.


viernes, 29 de octubre de 2010

Flotante (y 10)


Resistirse a languidecer pues la boca de la tierra no engullirá
lo que creció una vez desde su lodo húmedo.



jueves, 28 de octubre de 2010

Flotante (9)


Si un tacto insinuante si una caricia firme
despertasen las vidas durmientes que se acunan



miércoles, 27 de octubre de 2010

Flotante (8)



Si unas voces apenas musitadas si unos gestos
balbucientes se alzaran como un clamor



martes, 26 de octubre de 2010

Flotante (7)


Si una sombra si una luz huyen juntas
para encarnarse en el mar reposado de la luna


domingo, 24 de octubre de 2010

Flotante (6)


Si navegarais ausentes
ajenas a unos brazos que os sujetan al destino


sábado, 23 de octubre de 2010

Flotante (5)



Si un arrastre impetuoso os arrancara
del seno de las profundidades.



viernes, 22 de octubre de 2010

Flotante (4)



Bramáis amarradas a un corazón de piedra
desde el que suspiran vuestras bocas.



lunes, 18 de octubre de 2010

Flotante (3)



Hundes tu raíz en un remolino invisible
sólo afectado por la lluvia.


domingo, 17 de octubre de 2010

Flotante (2)


Te nutres de los aromas de las profundidades
y bebes en el aire que se fija a tu piel.


sábado, 16 de octubre de 2010

Flotante



Tocas varios mundos y te debes a ellos.


domingo, 3 de octubre de 2010

Fulgores (y 8)

Tu ojo de la aguja busca el hilo que lo enhebre. Se despliega como una retina transparente y sin fondo. A través de ella, veo. A punto estoy de tentar la suerte. ¿Pasaré la prueba? Más allá, la textura pide ser tejida. ¿Serán mis dedos capaces de afinar por el leve agujero? Contengo la respiración y afirmo el pulso. Llegaré a vestir tus crines irreductibles. Mira que estoy hecho de suspiros, llama mía.


viernes, 1 de octubre de 2010

Fulgores (7)

Una cinta sobre mi frente. Una espiral devorando mi cuello. Me sujetas en la penetrante oscuridad. Inerme ante tus caprichos. Hieres mi mirada hasta que mis órbitas se precipitan donde tú quieras llevarme. No vacilas. Me arrastras a un baile donde pierdo pie. Consumido en el ejercicio de seguirte siento otro cuerpo dentro de mí. Otro canto. Otra propiedad. El fulgor de la materia.



miércoles, 29 de septiembre de 2010

Fulgores (6)

No parar para no morir. Tu sino y tu encanto. No alejarme para no desaparecer. Mi sentido y mi propuesta. Aceptas mi acercamiento. Abres tu corola. Me la ofreces y me hipnotizas. El hombre atrapado en la pasión se vuelve dúctil y arriesga el ser. Pero pretende la vida. Extraña confluencia entre este ser que se hace a contrapelo y en conflicto con la materia que transforma. Como tú. Llama flor. Llama de sangre. Llama crisol. Arrobadamente me desbordas con tu belleza despiadada.



lunes, 27 de septiembre de 2010

Fulgores (5)

Al enderezarte no soportas la rigidez. Agitas de manera refleja tu insolente razón de ser. Inasequible al éter que te impulsa no hallas punto de sujeción sino en el movimiento más imprevisible. Nada te explica más que la turbulencia. Al desparramarte ejercitas una proyección incesante. Cuando crees abandonar el origen retornas a él. Pero nunca en el espacio que abandonaste. En cada paso buscas un destino distinto y vuelves a un origen inexistente.



domingo, 26 de septiembre de 2010

Fulgores (4)

Te retuerces. Buscando el soplo que arrecia, te conmueves. No es el aturdimiento, sino la conciencia. Saber que puedes rodearme y en cualquier instante acometerme descarnadamente . Acaso esperas a que baje la guardia. O lo opuesto. A que mi atención desmedida sea la celada que me pongo a mi mismo. Aun sabiendo que quemas no me aparto.Te enderezas.



martes, 21 de septiembre de 2010

Fulgores (3)

¿Por qué te dejas caer hacia atrás como si fueras un cuerpo de mujer? ¿Quién te empuja? ¿Mi aliento rescatado a la ansiedad? En la posición vencida me tientas. Creo oler una piel que despide aroma de resinas. Siento el calor de un torso que se entrega.



lunes, 20 de septiembre de 2010

Fulgores (2)

A punto de ascender como la exótica ibis. Te desprendes de la tierra y no hay límite que se interponga en tu vuelo caprichoso. Las tinieblas se apartan a tu paso. Vigía de la noche, prendes para que los perdidos hallen el retorno. En mi mudez me vuelvo frágil. Tiendo la mano hacia ti. No para sujetarte sino para que me lleves. Inaprensible tu plumaje de oro.



viernes, 17 de septiembre de 2010

Fulgores

Tú, la evanescente, tienes cuerpo. Eres la densidad de una masa eternamente móvil. La ignición es tu razón de ser. La duración de tu fulgor no te hace más insignificante. Dicen que quemas. Dicen que iluminas. Pasas a mi lado y te ofreces. O cegarme o ver.



jueves, 2 de septiembre de 2010

Observantes (y 8)

Se han congregado ante una llamada secreta. Vienen desde el fondo de los arcanos. Recorren la superficie de territorios desconocidos. Los hay de todos los colores y representaciones. Más ovalados y más circulares. Están aquellos que simulan cráteres y los que se proyectan como arcos triunfales. Quienes miran frontalmente y quienes lo hacen de manera huidiza. Pero todos acumulan como consecuencia de su tenaz escudriñamiento un paisaje sin fin, y han contabilizado innumerables pasos de otros seres, y han enviado mensajes a los animales infelices del planeta. Son presencia y también huella. Han llegado hasta el ámbito de los últimos resistentes. Para contarnos las historias que nosotros hemos olvidado por no saber mirar.



miércoles, 1 de septiembre de 2010

Observantes (7)

Entre todos los ojos que habitan la senda destacan los de mirada mística. Los que ascienden desde el llano donde las otras especies luchan por la vida. Aquellos que se consolidan sobre sí mismos hasta engendrar el formidable ojo de ojos. Desprenden lágrimas que envuelven las sonrisas de los vivos y su savia sabe a sal. Parecen entenderlo todo desde sus dominios celestes. Están por encima del mal y del bien. Han robado el corazón de los hombres.


martes, 31 de agosto de 2010

Observantes (6)

Deben de estar de vuelta de azares y monotonías. Tanto los unos como las otras les ha conformado su carácter. La experiencia y el aguante, más o menos riguroso, hace palidecer los rostros. Hay quien se mantiene siempre atento. De él se dice que es la juventud. Pero ¿la juventud es sólo una fase temporal o una actitud duradera? Hay perfiles donde se adivinan las ganas de saber y el espíritu de disfrutar. ¿Quién podría negarles entonces su carta de naturaleza eterna?



lunes, 30 de agosto de 2010

Observantes (5)

Hay miradas heridas. Quiebras que llegan desde muy hondo. Miradas desvalidas y apagadas. Donde la sombra de los años o el cuchillo del mal desarma su antigua capacidad penetrante sobre el paisaje. Ojos que se ciegan a sí mismos en el abandono. Ojos que se desplazan ya sin rumbo, que miran en todos los sentidos sin encontrar una ubicación que les salve. Miradas que se dirigen principalmente al interior, donde se recluyen entre el veneno y el trastorno. Las suyas son miradas hacia atrás. Un apagamiento lento que ya no urge ni a la memoria propia. Una desasistencia. Una rendición.

domingo, 29 de agosto de 2010

Observantes (4)

Pero otras miradas ya se muestran cansadas y solicitan la compasión del paseante. Se desploman los párpados de sus ojos veteranos. Y su retina se muestra más opaca y huidiza. Caminan lenta y pesadamente por la alameda sin beligerancia alguna. Sus guiños son sosegados y su actitud flemática. Han visto demasiado y nada hay nuevo que les entusiasme. Acaso solamente reclaman la comprensión de los elementos. Y no sentirse excesivamente lastimados por las arrugas concéntricas del tiempo.



lunes, 23 de agosto de 2010

Observantes (3)

Miradas que crecen desde las profundidades de la corteza. Que se multiplican en un territorio cuya apariencia no habíamos apreciado. Donde la savia abre cauces que otros seres de la luz no pueden ver. Atrincherados entre la defensa de los ojos más ancestros, los incipientes se disponen a saltar sobre nuestras cabezas. O a escarbar en nuestras ciegas preocupaciones.



sábado, 21 de agosto de 2010

Observantes (2)

Hay ojos desmedidos. Grandes esferas que apenas caben en el rostro. Huecos que se proyectan sobre el paseante y le plantan cara. Que potencian sus dimensiones hasta convertirse en máscaras y conjurar el peligro. Pertrechados con esas defensas descomunales consiguen ahuyentar a cualquier animal que se aproxime con oscuras intenciones.



miércoles, 18 de agosto de 2010

Observantes

Nos observan más ojos de los que imaginamos. Ojos polifémicos que se superponen curiosos a nuestro paso. Ojos que contienen sentimientos y que, simplemente, agradecen que confrontemos los nuestros con ellos durante un instante fugaz.


viernes, 2 de julio de 2010

Arrebatos (4)


¿Es blanca la luz? ¿Es transparente? ¿Es alba u ocaso? ¿Es nacimiento o cénit? ¿Es intensa, tenue, muda, expresiva? Los poetas transforman la luz en categoría de palabras. ¿Será porque desean trasladar su poder al combate con las mismas palabras? ¿Consiguen de este modo desentrañar los sentidos? Y se esfuerzan con más o menos éxito. Proclaman los infinitivos, que siempre suenan a triunfales. Llevar la luz a los significados. Extender los jardines, las estancias, los campos o las miradas con la propiedad de la luz. Destapar el pozo de los hombres. Desbrozar la maraña a veces confusa que estos han hecho crecer. Llevar incluso la luz al rincón más apartado de la muerte. Aunque en este caso, ¿será útil, siquiera para morir en paz? Pero la luz no entiende de poesía. Mas se deja acariciar con las palabras torpes de los poetas. Aunque a ella no le revele nada.

miércoles, 16 de junio de 2010

Arrebatos (3)


¿Y por qué siempre cae transversalmente? Los cuerpos de la tierra la reciben desigual. La sienten oprimente en unas partes, liberadora en otras. ¿Qué queda de ella en cada elemento? Unos la mantienen superficial, otros se abren a su agudeza hasta las entrañas, otros se dejan cegar, otros empiezan a ser nuevos tras su paso. Ni la más mínima sustancia, se advierta o no su dimensión, permanece ajena al trazo diagonal de la luz.


domingo, 13 de junio de 2010

Arrebatos (2)


La luz sabe que no debe exhibir su presunta pureza. Que su perfección es su misterio preservado. Pero los celos la vuelven imprudente. ¿Por qué traspasar el designio que le nombró creadora de la vida?

viernes, 11 de junio de 2010

Arrebatos


Envidia su obra. Como un arrebato, la luz se hace visible por sí misma.

lunes, 7 de junio de 2010

Un árbol caído (y 8)


Y en la palidez, la nobleza. El diámetro del tronco preserva memorias, aunque no respire. Su pátina es antigua. Existe más allá de su caída. Es un extraño ser que vive en su muerte. Debe permanecer ahí. No para que los caminantes se aflijan, sino para que tomen nota de la fortaleza del gigante. Unos niños están a punto de subir sobre su lomo áspero para galopar. Sea cual sea su posición y su estado, para ellos es el árbol. Su línea horizontal traza un ángulo invisible con la vida. Un aliento.

domingo, 6 de junio de 2010

Árbol caído (7)


La última sangre. Suda la luz que absorbió durante milenios. El tiempo justo en que el fósil se hizo sustancia y ésta creó nueva vida. El tronco empapa la vista, reblandece el sentimiento, purifica. Una mano toca el corazón del árbol. Una mano proscrita palpa los últimos latidos. Una mano que busca otra mano recoge el último calor. Agonía.

sábado, 5 de junio de 2010

Árbol caído (6)



¿A dónde conduce la oquedad de un tronco? ¿A la aceptación o a la rebeldía? ¿A la lástima o al desagravio? ¿A las dimensiones imposibles o al retorno al origen? ¿Al meollo de la herida o a la fuga? ¿A las preguntas que no deberían hacerse o a las respuestas que no se desean obtener? ¿Al sonido profundo o al silencio aparente?

viernes, 4 de junio de 2010

Árbol caído (5)


De ese desprendimiento nacen páginas de un libro. Es la materia prima, es la forma, es la escritura. ¿Alguien podría negar los signos transparentes que se han quedado a medias y buscan nuevas savias? El alma de las letras se compone de filamentos ilimitados. Cada hilo agota un texto, o vincula otro, o resucita el nonato. Leo en el árbol lo que no leo ya en la tinta.

jueves, 3 de junio de 2010

Árbol caído (4)


El gigante en su dignidad. Su presencia sigue imponiendo. Cuando estaba inhiesto y con vida producía admiración. Como cadáver sobrecoge. La medida de su dimensión aún suscita imploraciones. Cuesta admitir la derrota. No es fácil asumir el fin. Los paseantes no abarcan con la mirada su talle curtido.

miércoles, 2 de junio de 2010

Árbol caído (3)


Diríase un descuartizamiento. Se enseñaron con él. Si un rayo, si las termitas, si la enfermedad, si los hachazos. Siempre hay un punto débil. El espacio donde el desgarro se manifiesta. El punto donde la violencia hace mella. La diana donde la garra de la vejez se vuelve definitivamente inclemente. Un paisaje de astillas. La savia fugada.

martes, 1 de junio de 2010

Árbol caído (2)


No sólo estaba caído. El árbol estaba roto. Tal vez una parte de él se resistió al derrumbe y quiso separarse. No llegó a tiempo. O el mal lo llevaba también dentro o no podía evitar desprenderse de sí mismo. La actitud permaneció en un gesto. Las dos mitades estaban muertas.