sábado, 30 de abril de 2011

Salvajes



Impetuosa presencia. Se les advierte cuando nos rozan con sus sonrisas. La mirada inhóspita apenas se ha alzado. Líneas de tinieblas.

lunes, 25 de abril de 2011

Orígenes, y X




Como un ojo heteretópico, la roca permanece allí. No es orfandad sino testimonio. Nadie pregunta. Pero su mirada sabe de lo transitado por fuera. De lo acontecido en la desigual condición interior de su materia.  No hay eterno retorno en sí misma. Solo transformación y destino incierto. 



domingo, 24 de abril de 2011

Orígenes, IX



La masa es un despojo. Todo va volviendo al aire. Las partículas disueltas formarán una nueva masa. Hay mucho espacio donde pueden campar. Tal vez sean depositadas en el fondo de un lago o las olas marinas las arrastren hacia fondos que no conocieron jamás. O hagan parir nuevos desiertos. Los elementos son pacientes y obstinados. Nada se les resiste.




sábado, 23 de abril de 2011

Orígenes, VIII




Las estancias de arcano se convirtieron en pasadizos desiguales e intrincados. Éstos en crecientes pasillos que dieron lugar a corredores dilatados. Los corredores se quedaron pequeños y trocaron su voluntad en ventanas y puertas. Es así como lo ocupado se manifestó y el vacío tomó posesión de la materia.

viernes, 22 de abril de 2011

Orígenes, VII



Sin saber qué cavidad hay tras el primer agujero, sin conocer el intrincado seno a través del cual se extienden  galerías vanas. Hendiduras cuyo tamaño es variado. Profundidades que no son imaginables. Concéntrico despliegue de oquedades sólamente previsto como hábitat de seres misteriosos, cuya identidad nadie conoce.  


jueves, 21 de abril de 2011

Orígenes, VI



Cuando los antifaces se rompen, ¿qué queda? ¿Lo que hay detrás o el vacío? ¿Y si su esencia es precisamente el vacío? En su curso de disolución la pureza avanza hacia su autodescubrimiento.  Se deja llevar por la senda de la nada.

miércoles, 20 de abril de 2011

Orígenes, V




En sus formas arriesgadas, se pretenden incluso máscaras. Algunas alcanzan una emulación inequívoca con las de otros seres vivos de distinta constitución. Ni más delicada ni más consistente. Ninguna de las expresiones de la materia es superior a otra, salvo cuando se incluye en el destino que la mano de los hombres ha decidido. E incluso entonces, el azar juega a cada instante con ellas, con todo.


martes, 19 de abril de 2011

Orígenes, IV



Ni pasan dos veces por sus entrañas las mismas lágrimas del cielo. Los designios no existen en la materia. Sólo lo improvisado. Lo que llega de manera imprevista. Lo que tiene lugar con afán tenaz. Haciendo de cada paso una nueva imagen. Las rocas son irreductibles.


lunes, 18 de abril de 2011

Orígenes, III




Y sobre su superficie lisa se despliegan hileras de vacíos. Cuentas que dividirán lentamente, sin tiempo, el elemento en otros elementos. Socavamiento de sí mismo. No pasa dos veces la luz con la misma intensidad por su piel.  





domingo, 17 de abril de 2011

Orígenes, II



No hay límite para las manifestaciones de los elementos. Nada se genera para imponerse a lo otro. Todo es trasversal en el origen, sencillamente porque se da todos los días. No hay ojos en el pasado. Sólo furia.

sábado, 16 de abril de 2011

Orígenes




Sin desmentir a Courbet, tal vez el origen del mundo estuvo aquí. Una oquedad conduce a otra y ésta, a su vez, a otra. Todo lo que remite a lo anterior de sí mismo es el origen. Mas no hay comienzo. Sólo desgaste.

domingo, 10 de abril de 2011

Indolencias (y XIII)




Siguen sin estar en el principio. El destino de los dioses tampoco es eterno. Probablemente el mundo de los hombres tiene un límite, como lo tuvo el suyo. La naturaleza sobrevivirá donde no lleguen ya los espectros.



sábado, 9 de abril de 2011

Indolencias (XII)



Pero no les pertenecía. Se había apartado tanto de estos como de los que conoció en el principio. No estaba ya ni en un lugar ni en el otro. Se sabía en su propia consistencia, pero también en su ligereza. Se palpaba en su capacidad penetrante, pero también en la fragilidad de quien se aísla. Emplazado entre el limo y el arroyo, acariciado permanentemente por el viento, protegido de los avatares por la vegetación.  

viernes, 8 de abril de 2011

Indolencias (XI)




Retroceder no es huir. Volver a al abrigo no es rechazar la vida. Refugiarse no es sucumbir a los temores. Son ejercicios reflexivos para quien se siente inseguro. Él se sorprendía de esta actitud. Se asombraba de que el corazón de los humanos le hubiera rozado de manera tan manifiesta.  


jueves, 7 de abril de 2011

Indolencias (X)




Dudó porque sospechaba que dar el paso devaluaba su entidad. No la de su procedencia. No la de un ser más allá de los seres. Sino la de su afirmación contemplativa. Estar y no estar. Sentir y no procurar. Proximidad y justo distanciamiento. Los hombres podían vivir solos. No le necesitaban.




miércoles, 6 de abril de 2011

Indolencias (IX)



Tanto le atraía lo que se movía en derredor. Tanto le estimulaba aquel movimiento incesante que tentado estuvo a salir de su invisible reino. Su disposición ya lo anunciaba. Había adquirido efigie. Se había revestido de las formas al uso. Podía ser un personaje más. Ofrecerse, manifestar sus aptitudes, hacer cualquier cosa que le solicitaran. En su bagaje tenía una sabiduría anterior. Y había aprendido otro tanto de los hombres. En el límite de su disposición, dudó.


martes, 5 de abril de 2011

Indolencias (VIII)





Contemplaba estoicamente las pasiones y los vicios de los indígenas. Admiraba sin remilgos las virtudes y el coraje de estos. Se dejaba deslumbrar por el ingenio y la habilidad que algunos elegidos desempeñaban. Renegaba de las muestras de ofuscamiento y perplejidad que los del lugar solían afrontar. En determinados momentos no distinguía entre el acontecimiento y lo soñado. Algo de lo humano tocaba su impávida actitud.


lunes, 4 de abril de 2011

Indolencias (VII)



No era como los otros. O había renunciado a serlo. No venía a imponer, ni a conducir. Dejaba que la materia siguiera su curso sin intervenir. Veía a distancia a los humanos de la misma manera que se deleitaba en el verdor húmedo que era causa y efecto de la vida. En el que se había refugiado para protegerse de las otras divinidades.

sábado, 2 de abril de 2011

Indolencias (VI)




La luz iba emanando lentamente y lo descubría. Hierático, contemplaba los tiempos ordinarios. Entre un horizonte impreciso y el curso de las aguas que pasaban a sus pies. Refugiado en la concha de hierbas, a la espera de las nuevas manifestaciones.

viernes, 1 de abril de 2011

Indolencias (V)



Unos dicen que las aguas lo depositaron en la orilla. Otros que siempre estuvo allí. Su mirada era fija, pero no ordenaba. Su porte, galano. Su manifestación, ociosa. Su actitud, observante. Nada en su composición daba a entender que era de otra estirpe.