(con la fuerza de una estrella el pasado resucita y la claridad invasora justifica su existencia azarosa; ambos elementos se saben poseedores de la misma energía; hay pensamiento y hay expresión; hay ráfaga y hay moldeado detallado; hay materia efímera y hay evanescencia; en ese casamiento el combate se aleja, ¿o sólo se detiene?, para firmar un pacto)
no hay combate que no tenga como meta y como razón el equilibrio
ResponderEliminarDifícil pregunta.
ResponderEliminarNo, pregunta no, respuesta.
ResponderEliminarEsto me genera un guevo de preguntas, pero bueno, aquí me detengo.
ResponderEliminarSanti. Pero reconocerás que hay combates desequilibrados...El equilibrio: no sé si es propiedad de los fuertes o de los débiles. Nada es como aparenta.
ResponderEliminarGracias por pasarte. Un saludo.
Andri, suele pasar. Unas respuestas llevan a nuevas preguntas. No hay prisa.
ResponderEliminarQue no la haya, las prisas son malas. Y tu respuesta a Santi me ha gustao, aunque el que me guste o no te sea indiferente.
ResponderEliminarEl equilibrio la mayor parte del tiempo está roto. Opino que se establece temporalmente, pues todo tiene su lugar y su momento. Decir que no sucede sería algo radical. Los extremos blanco y negro dan origen a la escala de grises, lo cual no intento enseñar, ya que es evidente.
ResponderEliminarteu poema é forte,
ResponderEliminarterno e trás a força das estrelas...
lindo seu poema, forte, terno e profundo.adorei.
uma boa quinta feira pra ti ...
muita paz, amor, e luz.
abraços querida
Gracias, Nina, por pasarte, y transmitir tus impresiones. Buen jueves también.
ResponderEliminarY calma, mucha calma (interior, sin duda; o la calma es interior o no es calma)
Abrazos.
¡Joooooooo! Vuelvo al pensamiento y la palabra. Ciertamente hay un combate y una tregua.
ResponderEliminarAbrazos.
Tal vez la teoría y la praxis son las que están en funcionamiento permanente. Las que generan obras, transformaciones, avances...Con sus altibajos, sus treguas, sus derrumbes, sus paralizaciones. Pero nunca definitivas. Nada se detiene jamás.
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