domingo, 8 de octubre de 2017

46. La vorágine




En el reino de la humedad todo es un flujo constante, que no cesa. Mil especies se disputan la luz oblicua y otras mil sortean con diferente orientación las tinieblas. Hay peces de luz alta o media  y peces de la oscuridad más absoluta. No acaba de saberse cuántos son los que habitan las latitudes del silencio. Allá abajo la norma es la vorágine. Y el orden sigue unas premisas que en otros reinos no podrían comprenderse. También se sabe que unos peces se disfrazan de otros peces. Que hay peces que crecen y disminuyen para sortear los peligros. Que los hay que se revisten de coral o de roca para pasar desapercibidos. Que las algas juegan a desviar la marcha ya de por sí nerviosa e imparable de la barahúnda queda. Que las cavernas absorben y vomitan infinidad de especies como si un mago las sacara de su chistera. Que cada ciclo de equis años nuevas especies se hacen presentes mientras otras desaparecen. La belleza de los océanos fue la misma antes de la aparición del hombre y seguirá siendo aún más hermosa si cabe cuando desaparezca la especie que camina erecta sobre la tierra. Entonces, no serán ni más ni menos felices los habitantes de las profundidades de la humedad, pues tampoco sería de extrañar que apareciera una dominante entre todos ellos y les hicieran la vida, si no imposible, bastante limitada.

Sé pez por un rato mientras tu puño agita el dado. Luego suelta éste de un brinco para que no te pierdas en las dimensiones abisales desconocidas.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


2 comentarios:

  1. Intentaré no perderme, pero -aviso- la idea del océano y sus profundidades me producen gran trauma.
    =)

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    1. Reduce la visión imaginaria porque sé de uno que dos veces estuvo a punto de perder la vida en lo acuático sin ser océano. Sé jugadora avezada, echa el dado, seguro que saltas a otra casilla menos traumática.

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