Las desfiguraciones que han aparecido en A través del lienzo son flojos caprichos fotográficos, podríamos decir, realizados sobre un póster del Museo Thyssen-Bornemisza, de Madrid. En él se representa el cuadro pintado por Juan de Flandes (Flandes, 1465-Palencia, 1519) titulado Retrato de una princesa española. Siempre me pareció un tanto hipnotizante este retrato, pero ya se sabe que cada cual puede verlo como le parezca.
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Jean...lejos de imperfección, yo veo perfección.
ResponderEliminarHermosa pintura,
Gracias :0)
El imperfecto soy yo, Loola. Desvirtuar el orden del pintor para sacar mis conclusiones. Caprichos.
EliminarGracias a ti.
A mí en particular me resulta un rostro inexpresivo. Anodino. Pero por supuesto,a ti te ha inspirado unos textos muy lúcidos.
ResponderEliminarMira que he ido al Thyssen, y ni recuerdo este cuadro, sin duda de extraordinaria hechura y resolución. Un abrazo
Me ha inspirado deconstrucciones fotográficas más bien. Y estas disquisiciones subjetivas y que solo pretendían ser ocurrencias. En el Thyssen hay joyas por doquier, seguro que lo sabes. Buen día.
EliminarLa princesa está triste.
ResponderEliminarQué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
Eliminarque ha perdido la risa, que ha perdido el color.
Etcétera. Pues mira, será una infanta o una princesa o simplemente de casa noble, pero es mujer en ciernes de serlo de pleno. La clave es el capullo de rosa, ¿no?
La belleza ha ido variando a través de la historia. También los maquillajes, peinados y atuendos.
ResponderEliminarA mí me parece bella la princesa y triste. Una belleza atemporal.
No se ciñe al concepto de belleza femenina actual: ojos grandes y profundos, nariz pequeña y boca grande y carnosa. No... la princesa del cuadro representa un tipo de belleza de aquellos tiempos: ojos mansos, boca pequeña, nariz equilibrada y larga...
Nada que ver con lo que gusta ahora. Así es el devenir del concepto de la belleza...
Difícil saber si aquella princesa retratada por Juan de Flandes era tal cual. Uno tiene la percepción de que era rara, difícil, remisa a posar, tal vez introvertida y desde luego nada comunicativa. Y que el pintor se esforzó en representarla adornada por una belleza hierática, ausente, ni niña ni mujer, y como mucho una púber desconcertada y enmudecida cuyo tiempo personal era representado por el capullo que sostiene en las manos, aún sin apenas florecer. Estimo tu opinión. Tampoco sé si entonces gustaría o si el pintor se afanó cuanto pudo para satisfacción de los progenitores de la criatura.
EliminarAcabo de aterrizar en éste, tú blog.
ResponderEliminarMe gusta lo que dices y como lo dices.
Volveré.
Anna Babra
Otra manera de enfocar significantes y significados. Ocurrencias.
EliminarGracias por parar aquí.