miércoles, 29 de mayo de 2019

A través del lienzo. Y 15




Pero, ¿qué digo? ¿A qué tantas recomendaciones si tú misma ya vas experimentando con tus propias decisiones? Estás saliendo de una que te habitaba hasta ahora para afirmarte en otra que quiere ocuparte. ¿Es eso ser?  Llámalo mudanza, cambio, ocupación, crecimiento. ¿Qué importan los nombres? Contra estos te prevengo. Los nombres no siempre definen, sino que pueden designar lo que no es. Más si se emiten desde otras bocas. Ser nunca es una meta inmóvil. Ser es siempre seguir siendo. Transformación, adecuación a nuevos ámbitos, comprobación del sentido de estar en cada paso. El mundo te ha esperado desde el primer instante. Seguirá estando hasta el último de tus avanzados días. En cada tiempo eres tú, pero también otra de ti. Algún día entenderás que la última no hubiera sido posible sin las que anteriormente emergieron de ti. Nunca reniegues de ninguna de ellas.


    

6 comentarios:

  1. Ser es un estado cambiante, no hay duda. La yo de hace diez años y la de hoy se parecen poco. En lo principal sí, pero mil opiniones se han modulado y hasta cambiado

    La maravillosa profesión de estar vivo. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es porque habrás estado de muchas y variadas maneras en el proceso de la vida. Naturalmente las opiniones son las que más han cambiado, de hecho pienso en mí mismo, con opiniones escasamente mías al principio (repetíamos como loritos lo que nos imponían) a muchas de las presentes en las que me parece hallar algo más propio. Pero no nos engañemos, hay fuerzas y medios que siguen tratando de configurar nuestras ideas y obligar a que nuestro pensamiento dependa siempre de alguna instancia, ¿no crees? La profesión de estar vivo es un lujo, también un riesgo permanente.

      Eliminar
  2. Esa me parece la clave: renegar = acabar siendo desagradecido.
    Resulta enriquecedor aprender de opiniones ajenas. Siempre se agradecen aunque no lo parezca.
    Resulta curioso que creciera conjugando el “to be” (ser y estar, que esa lengua no hace distingos. Debió influir más de lo asumido!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Es mejor que no haga distinciones entre ser y estar o que se hagan? Por una parte los anglosajones no van descaminados a identificar el Ser con el Estar. Al distinguirse en castellano pueden abrirse otras posibilidades de interpretación, pero a veces se presta mucho a confusión. Al Ser se le ha sublimado en exceso, a costa de un Estar poco valorado.

      Eliminar
  3. Cambiamos y debemos desprendernos de las capas de piel que mudamos.
    Pero nunca debemos renegar ni negar, que en alguna ocasión nos vistieron.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Negar sería imposible. Renegar es una opción muy íntima, consistiría en avergonzarnos de algo que no estuvo bien, pero tal vez nos vimos impelidos a hacer por falta de otras alternativas o porque nuestro lado oscuro o nuestros límites en su momento nos empujaron a ello. Pero como creo que de fallos, yerros y prácticas malas también se aprende blanqueemos de algún modo aquello de atrás que no nos gustó de nosotros mismos para enmendar la plana de nuestra vida. Los cambios, de piel o de vísceras, y aplíquese la metáfora a nuestras conductas y nuestras ideas, son ineludibles. Somos movimiento perpetuo...hasta que dejamos de estar. Gracias, Laura.

      Eliminar