lunes, 23 de agosto de 2010

Observantes (3)

Miradas que crecen desde las profundidades de la corteza. Que se multiplican en un territorio cuya apariencia no habíamos apreciado. Donde la savia abre cauces que otros seres de la luz no pueden ver. Atrincherados entre la defensa de los ojos más ancestros, los incipientes se disponen a saltar sobre nuestras cabezas. O a escarbar en nuestras ciegas preocupaciones.



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