lunes, 7 de febrero de 2011

Rasgaduras (y 5)



Pero la luz no quiere ser cautiva de los dramas de los hombres. Vuela, se expande, busca lo ilimitado. O al menos persigue otros límites menos enredadores, donde pueda ser acogida sin que las telarañas de los humanos la envuelvan y la desvirtúen. Ella nunca les faltará, su generosidad está fuera de duda. Mas también su independencia, su arraigado sentido de la manifestación permanente. Regida por imperativos diferentes, flota como única razón de ser. Y mientras la órbita en que giran los planetas no varíe, mientras la estrella incandescente no se rinda, ella pertrechará con su fruto el mundo de las mil vidas. Desembarazada del capricho de los pequeños habitantes de allá abajo, traza su espiral liberadora.  


7 comentarios:

  1. Que bella e inspirada descripción¡!¡ Das buenas noticias al decir tan sabiamente que la luz no quiere ser cautiva de los dramas de los hombres.

    Busca lo ilimitado y al mismo tiempo nos muestra los límites. Es el gran misterio que se traduce en que es onda y partícula al mismo tiempo, todo y nada, cuerpo y alma.

    Un abrazo ilimitado***

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  2. Ofelia, lo interpretas de primera. No te quepa duda de que hay que aceptar la luz en todas sus manifestaciones. Incluso filtrando los rincones más íntimos de nuestro ser.

    Gracias y bienevenida por aparecer por aquí.

    Un abrazo.

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  3. La luz, esa inteligente, misteriosa, coqueta y curiosa esencia de nuestro maxi-mini cosmos.
    Un abrazo

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  4. Así es, Alba Pi. Esa afortunada (para nosotros) presencia activa.

    Bienvenida y gracias.

    Un abrazo de navegante.

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  5. La serie "Rasgaduras" me tiene enamoradísima. Qué belleza de fotografías.

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  6. Mariette, me sacas los colores. Son esas otras vidas llamadas árboles, la luz, el aire, la quietud...lo que vale.

    Gracias.

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