Dos mujeres dentro de ti. Una que se va marchando. Otra que llega y busca situarse. Aquella empezando a oscurecerse. Esta otra recibiendo luces diferentes. La primera se resiste a una partida que signifique renuncia. La otra, aún inestable. ¿Por qué para ser la nueva debe una rechazar el dulce bienestar en el que he vivido hasta ahora? Te lo preguntas por instinto, una y otra vez. Sin embargo, la atracción por traspasar el limen es cada día más intensa. ¿Qué puedes llevar de la mujer que has sido hasta ahora a la nueva que despierta en ti? Acaso más de lo que imaginas. No te esfuerces en elegir. La naturaleza más sincera dejará en la casa que se abre los dones que no tienen edad. Aunque no lo percibas.
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Todos llevamos dentro luz y sombra, la nueva y la vieja personalidad.
ResponderEliminarBuen texto reflexivo. Un abrazo y feliz finde
Un hilo conductor desde la infancia, no obstante los saltos de calidad de nuestro cuerpo, de nuestras vivencias, de nuestra vida. Gracias, Albada.
EliminarPoco podemos elegir, pero si podemos ordenar lo que nos quedamos con lo nuevo. Abrazos mientras reflexiono
ResponderEliminarHay márgenes de elección, casi siempre. Otra cosa es que no sepamos distinguirlos u ocuparlos, que de todo nos pasa. No olvidar jamás la infancia, de hecho puede ser objeto de reflexión ya en tiempos maduros. Hay claves allí. Gracias.
EliminarJean soy tantas en mi,
ResponderEliminarque de vez en vez me da por esconder alguna de ellas.
Hermosas letras, bella mas aun tu alma.
Gracias :0)
Una y múltiple, de recóndita a presente, la mujer en ciernes. Gracias por pasar y leer.
EliminarBonito juego caleidoscopico el que nos ofreces cuyas combinaciones dignas de calibrar me apasionan. Me parece recordar que algo deje escrito hace tiempo por las entretelas de blogger con etiqueta “soliloquios”.
ResponderEliminarYa sabes que la vida -y por lo tanto los individuos- es un caleidoscopio. Las formas y los colores se hacen y deshacen para procurar otros nuevos. ¿O al final se repiten?
EliminarLos sustratos de la vida son los que son, luego el paso del tiempo aporta circunstancias que los tiñen de sus colores espacio temporales particulares y parece que nacemos para descubrir las tonalidades de nuestro periodo. La mayoría perece en el intento, pero escarbando escarbando ..... aparecerán filosofías y se utilizarán para los más diversos intereses ideológicos, ay .
ResponderEliminarBueno me parece, o hasta ahí he llegado. A estas alturas de mi circunstancia ya me da lo mismo porque encontré “ un nicho” (el mío acaso?) me guste o no. Y no es bonito precisamente, como todos los demás afortunados o todo lo contrario, de color limo, pero no seguiré extrapolando. que los limos ni piensan ni dirimen.
Estoy de acuerdo con lo que expones en el primer párrafo, solo que todavía es más desigual y complejo todo. Desde luego, escarbar dura toda la vida y nos iremos con muchos enigmas sin resolver o acaso irresolubles. Más la palabra nicho (me recuerda algo más feo) prefiero hablar de rincones. Ya me gustaban de niño; no sé qué tiene el ángulo que me convierte en parte de la geometría de un espacio.
EliminarLo intento...
ResponderEliminarNo me cabe duda. El intento es parte del ser. No hay que desdeñarlo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLos espejos son la excusa. Lo que vemos juega con nosotros. Las alteraciones están siempre en este lado.
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