...hay momentos en la vida en que no existen las palabras, en que el quejido toma el relevo y ahoga cualquier otra expresión, en que las palabras son ayes y los gestos hablan desbocados, en que el lenguaje que nos enseñaron quiebra y otra lengua más profunda, entre los huesos y las vísceras, se impone, y es entonces cuando nos damos cuenta de que hay un único idioma universal, el del dolor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hay momentos así, que no parecen poderse soportar, pero así ocurre.
ResponderEliminarUn abrazo
Sin duda, Albada.
EliminarY hoy es Viernes de Dolores, un dolor muy grande el de una madre ante su hijo muerto.
ResponderEliminarHay más casos sobre el dolor en otras mitologías. Incluso en otras de tradición semítica.
EliminarCiertamente otro terrible lenguaje universal. Esperemos que en el conjunto verbal humano esos “dolores y quejidos” resulte minoritario para todos y sirva para agradecer una mayoría gratamente vivida aunque siempre evanescente.
ResponderEliminarEl dolor y el placer no son solo dos extremos opuestos o complementarios. Entre uno y otro hay un recorrido de sensaciones que se inclinan hacia una banda u otra o incluso se mezclan. No pensemos solo en el placer o en el dolor físicos, sino en el intelectual, en el emocional, en los mecanismos de opción y elección, en ese plano cotidiano y a todas horas en que cualquier ejercicio o acción por parte del individuo bascula siempre de un lado a otro. Lo importante es no encallar (me influye el ejemplo del buque del canal de Suez)
EliminarCuanta razón en tus palabras y que difícil soportarlo.
ResponderEliminarUn saludo y buen fin de semana.
Y mira que hay reacciones nerviosas -verdaderos sistemas de alarma de que algo no va bien- en nuestro cuerpo, sea cualquiera que sea la dimensión afectada de este. Buen fin de semana.
EliminarUna de las razones de que no aparezcan comentarios escritos es que en el pequeño chisme haya
ResponderEliminarque deslizar la pantalla para pulsar “publicar”., y como no me fijé con atención se me olvida y zas, echo balones fuera.
Así se quedaría el rostro tras descubrir el fallo propio.
Anoche escribí un largo comentario sobre el dolor, pero nada, que me olvidé de deslizar la pantalla. No me vale, culpar a los “trasgus” de la red, aunque también he visto cómo al pulsar un par de teclas sin darse cuenta los comentarios se esfuman ante mi vista: Pura ignorancia, para variar!
Pues como no acabo de interpretarlo no sé qué opinar. Solo que siento no conocer ese criterio que dices, Anónimo quien seas, que expusiste. Nada de complejos de ignorancia, todo es corregible en este sistema expresivo. Inténtalo cuando quieras de nuevo, si te parece interesante.
EliminarAnda, pues ahora resulta que roce sin percatarme la señal de comentario anónimo y ahora me entero, que por lo visto salía automáticamente el perfil de blogger, y aquí ando de nuevo, corrigiendo más por cabezoneria que por complejos desconocidos!
ResponderEliminarEs lo divertido proporcionado por lo incontrolado.
EliminarPor supuesto que hay momentos en los que no existen palabras inventadas para poder exteriorizar algunos sentimientos, como el dolor. o la felicidad o...
ResponderEliminarLos sentimientos pueden ir mucho mas allá de lo que se puede decir de ellos.
Feliz vuelta al ayer.
Retomar o retornar, no es lo mismo, aunque lo parezca. Sobre todo cuando hay constantes como losas sobe el género humano. De ahí la reacción (queja) y la expresión desaforada, a veces impotente (quejido)
EliminarEl dolor humano es el hilo invisible que nos entreteje a través del tiempo a todos los que pisamos este planeta. No podemos abolirlo porque es parte del oficio de vivir, quizás deberíamos abrirnos a comprender que el sufrimiento es una fraternidad universal y que nadie está excluido.
ResponderEliminarDe pé a pá suscribo tu interpretación. Y sin embargo, qué difícil es ponernos de acuerdo para asumir la fraternidad universal ¡del dolor! (La pandemia es un ejemplo de la complejidad del género humano)
EliminarA veces me llega ese dolor de la mano de mis más íntimas pérdidas... y del miedo al pensar en las próximas
ResponderEliminarMe pasa parecido. Y es que ya va habiendo más pérdidas y más razones -naturales o sociales- para percibir dolor.
EliminarSIM!... Tão verdade!
ResponderEliminarA linguagem da dor todos entendemos!
Uma fúnebre e indelével dolência, saída da espessura das sombras!
Un abrazo!
A veces brota simplemente de un instante. A veces de un sacrificio. O de regiones que desconocemos de los hombres y de los cuerpos. Pero siempre del propio recorrido de la vida. Saúde, A.S.
EliminarTienes toda la razón. Estamos rotos por el dolor. Cada uno el suyo propio y además el colectivo. Del que no hablamos mucho, pero ahí está.
ResponderEliminarTu texto... muy bueno. Es como un espejo. Una catarsis.
Gracias por compartir.
Es el inicio de una pequeña serie, como verás por la tónica del blog. Veremos lo que da de sí. Una sola imagen tomada desde diferentes ángulos pueden proporcionarnos visiones más variadas y reflexiones más latentes. Un juego, tal vez. Gracias a ti por parar aquí.
EliminarHay momentos en la vida en que te sientes como una rueda que gira y no puedes frenar...
ResponderEliminarUn placer viajar por tus letras, si me lo permites te seguiré de cerca.
Un abrazo
Una rueda onerosa, punzante, desesperanzada tal vez. Te permito, naturalmente.
EliminarA dor tem a sua própria linguagem.. sufoca nos.. obrigada pela visita. Boa Páscoa. Abraços Marta
ResponderEliminarAsí es, Marta, el dolor asfixia y destruye al individuo, sea cualquiera que sea la clase de dolor.
EliminarEl dolor es universal, único y nos hace tan humanos, en dos miradas: dolor por castigo merecido, y por miedo, que nos lacera el alma. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarProbablemente. El miedo es inevitable, no solo por el dolor en sí sino por lo que haya detrás. Pero ¿nos merecemos los castigos? Busquemos en el dolor otros orígenes, pero nunca el lado moral.
Eliminar