Esa presura locuela, ¿para tratar de llegar a dónde? El entusiasmo de los fines no debe hacernos precipitar el ritmo. Una mala pisada y la caída nos privará que lleguemos los primeros. Pero ¿para qué ser los primeros, ni los segundos? Adaptarnos a nuestras posibilidades. El camino no va a variar. Que el ejercicio no sea competencia, que la velocidad no se convierta en desenfreno, que el entusiasmo no se traduzca en decepción. Encontrar nuestra propia dinámica.
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pero en la vehemencia hay un vitalismo que la sensatez no conoce, ¿no crees?
ResponderEliminarBut only time will show the wiser...
ResponderEliminarClaro, Santi. Es más fácil desarrollar la vehemencia que la inercia juvenil y vitalista propone. Pero mantener la vehemencia y conjugarla con la cordura y sensatez de lo aprendido es un mérito también. ¿Es más vitalista el que consume antes las energías o quien resiste?
ResponderEliminarGracias por pasarte.
Naturalmente, Precesión. Sólamente el tiempo lo dirá.
ResponderEliminarGracias.