Unos dicen que las aguas lo depositaron en la orilla. Otros que siempre estuvo allí. Su mirada era fija, pero no ordenaba. Su porte, galano. Su manifestación, ociosa. Su actitud, observante. Nada en su composición daba a entender que era de otra estirpe.
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Que buena imagen, saludos desde Chile,
ResponderEliminarEh, Carmen, me alegro que te guste. Saludos, andinos pues.
ResponderEliminarMe gusta pensar que lo trajo el agua...Bso
ResponderEliminar¿Lo era? A mí me ha dejado de piedra.
ResponderEliminarNueva Luna, bienvenida. Podría ser. Pero todo es posible en la naturaleza que no conoce de tiempos ni de circunstancias, sino de un devenir permanete. Gracias.
ResponderEliminarQuién sabe, MBI. De alguna manera lo era. Pero habría que saber de qué materia, más allá de la apariencia en piedra.
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