En esa partición de ti misma observarás una correspondencia desigual. No solo del cuerpo visible, cuyos órganos parejos juegan a una suerte disímil, sino de las opciones que se te imponen. Qué elijo, qué desecho, qué acepto, qué rechazo, a quién sigo, a quién abandono. Qué debo saber, qué debo ignorar. Advertencias te harán. Consejos y mandatos tratarán de conducirte y, en caso de desviarte, de reconducirte. Te preguntarás: ¿Qué parte de mí debo exponer? ¿Qué parte debo preservar? No te importe que no entiendan tu mutismo. La apropiada cautela es también deslumbrante belleza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Nada más deslumbrante que la sana imaginación, me parece, mientras no ciegue. Claro que la diversidad juega su baza en toda afirmación.
ResponderEliminarPues sí, la imaginación también ciega, es tan dual como cualquier otra propiedad humana.
EliminarIndecisiones que atormentan, que nos ocupan la mente sin dejar espacio a la razón. Un abrazo
ResponderEliminarEs que todo lo que de par hay en nosotros es desigual, y el cerebro es desigual incluso dentro de lo desigual.
EliminarLa indecisión entres varias facetas de uno mismo, pero todos somos poliédricos
ResponderEliminarBuena reflexión. Un abrazo
Decidir o no decidir es un acto volitivo. Lo condiciona nuestras diferencias particulares, pero sí, somos más o menos poliédricos. Todos. Gracias.
EliminarJean...hermoso escrito.
ResponderEliminarTe invito a que visites mis esquinas, Ya te sigo.
https://www.passionwithoutregrets.com/
Gracias, que tu fin de semana sea maravilloso :0)
Lo haré, Loola. Gracias a ti por leer a Jean.
EliminarTe he conocido a través de Ester y me quedo por aquí para leerte despacio.
ResponderEliminarEncantada de conocerte.
Bienvenida, Tracy. Cuento con tus opiniones. Saludo.
Eliminar