lunes, 6 de febrero de 2012

marcados, 8



¿Sería aquel el precio del crecimiento?, llegó a ocurrírsele, hundido en la confusión. Se suponía que el hombre que construía aquellos seres idénticos a él los hacía definitivos. Seres conclusos, matizados de la misma manera, todos de una pieza. Pero aquellas marcas le distinguían de los demás. Y con el horror inicial a lo diferente nació en él la sospecha.


10 comentarios:

  1. si me permites la chanza... creo que detrás de sus sospechas ya vamos una procesión entera, a la espera de saber lo que vendrá después, y si esas marcas son realmente mariposas o el reflejo de una metamorfosis aún mucho mayor...

    un abrazo a full de enigmas...

    ResponderEliminar
  2. Qué poco humanos somos los humanos, siempre observando al diferente, al que no es como la manada, aunque en este caso le estamos observando como una obra de arte, no como si fuera una oveja descarrilada.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Ese es el camino hacia la sospecha... muy certero. Abrazos

    ResponderEliminar
  4. Elchido, puedes hacer tantas cuantas chanzas desees, pues no faltaba más. Pero cuidado, porque lo e la sospecha puede ser más fuego de artificio que otra cosa, y a mí que me registren.

    ResponderEliminar
  5. No, no, Amanecer, precisamente por eso es por lo que somos fieramente humanos, que diría el poeta. Para bien y para mal. Un concepto moldeable a nuestro criterio ¿oportunista? El diferente -el bárbaro, el salvaje, el extranjero, el díscolo- lo concentramos en figuras análogas. No creo en la homogeneización grupal, apenas de una manera relativa. Cada individuo es único, aunque sea d enuestra propia cultura. El que llega de otra cultura, ¿qué es? ¿No s etrata de un Sapiens también?

    Somos seres confundidos en el fondo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. José Luis, como todos los caminos puede tener su margen de desviación. Saludos.

    ResponderEliminar
  7. Parece que el estigma de Caín es el precio que hay que pagar por el crecimiento, por el conocimiento.

    Las fotos, impactantes.

    ResponderEliminar
  8. Puede ser, Raticulina. Pero no creas que el estigma de Abel es mejor, no obstante el mito. Solo se crece por el conocimiento, no hay duda. El Prometeo que llevamos dentro sabe mucho de eso, no obstante sus contradicciones y sus fracasos.

    Gracias por comentar. Es que el objeto de las fotos es impactante.

    ResponderEliminar
  9. Y estas marcas son las que nos distinguen de los demás.
    Cada ser es único, y lo que parece confusión se acabará aclarando.
    un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. Genética pura, acaso. Genética conductual, también. La elección, siempre la elección, y gracias si se puede.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar