No les importa la caída porque cuanto más cerca del suelo se encuentran con más claridad ven la materia de la que está formada la tierra. Y no son sus designios que floten entre las nubes ni que escalen montañas. Y sus intenciones no les conducen a pacer en los prados ni a revestir de escamas los seres de las aguas ni a construir con cal las rocas más profundas. Y sus aspiraciones distan de tomar el relevo de cuantos seres habitan la extensión. Ellos han nacido para concretar sueños y traspasar las fronteras de los mundos imposibles. Ellos han llegado para compensar la impotencia de los hombres.
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una caída permite corregir las indecisiones en el trazo, una caída permite replantearse el verdadero sentido de tu imparable flecha,
ResponderEliminaruna caída nos aleja del cielo para otorgarnos la posibilidad de volver a tomar impulso.
un abrazo
Es un aviso: no siempre podemos mirar al cielo, somos seres terrestres. Tenemos piernas y pies, no alas ni aletas. Pero ¿quién no desea volar alguna vez?
ResponderEliminarLas caidas nos hacen ver nuestros errores pasados, los cuales subsanamos, para seguir cometiendo otros. Caer y levantarse, así vamos haciendo camino.
ResponderEliminarUn saludo y Feliz Navidad.
Todo eso que dices, Nocti, está cargado de razón...siempre que la caída no implique el fin. Gracias.
ResponderEliminarY de hecho volamos a nuestra manera en la Tierra...¿no es una mente una gran nave que tripulamos ora con control ora desbocados? Buen día, Aurora.
ResponderEliminarAururatris. Las caídas como punto de inflexión...mas ¿cuántas veces no hacemos sino, una vez alzados, volver a tropezar? Bien sino o acaso que la existencia es demasiado grande y nosotros tan diminutos...
ResponderEliminarLa caída es existencial. Se aprende la vida. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarHasta el final, ¿verdad? Incluso la muerte es un aprender no ya aprehender- la vida. Y definitiva.
ResponderEliminarUn abrazo, Carlos.