El trazo aparenta escudo pero también es ariete. Es barro pero también metal. Es aldea y se refunda en ciudad. Es descampado pero se constituye en fortaleza. Es armonía pero también perturbación. Es arranque mas también llegada. Es merma y llega a crecer. Es insinuación y sin embargo se revela como desenlace.
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Mi trazo es piel que se quema
ResponderEliminargritos que son silencios
pasos que se deshacen
muertos que reviven
la vida que gira en una vorágine
interminable
y que renace en otros miedos.
Saludos Jean!!!
Los opuestos terriblemente magnéticos. Bs.
ResponderEliminarLas paradojas del trazo...!!!
ResponderEliminarSaludos
Walter, formidable poema. No sé qué tienen los opuestos que laten dentro de nosotros, porque como dices también me he sentido yo.
ResponderEliminarEl magnetismo nos conforma de tal manera, MJ...
ResponderEliminarUnas paradojas que nos acompañan indisolublemente, Mirella, aunque en ocasiones nos traicionen o las traicionemos.
ResponderEliminarEl trazo es cimiento. Un abrazo.
ResponderEliminarAsí lo veo yo, pero no estático. Acaso como la raíz, que permanece latente y debajo pero vibra y crece. Incluso sale a la superficie, escribiendo el árbol.
ResponderEliminarCarlos, bun día.