Deja que el silencio ilumine tu rostro prudente. Presta tu oído a las palabras sensatas. Huye de las voces que repartirán confusión. No importa que tus gestos sean anodinos. ¿Pesarán más las órdenes o las desobediencias? Aunque aparentes conceder a unas u otras, busca regirte por ti misma, y cuando te aprisionen tus propias leyes declárate insumisa. Pero nunca dejes deshabitada tu casa. Ahí dentro donde hablas y decides contigo misma. Ahí donde procuras la maceración de los descubrimientos. Ahí donde fraguas el salto arriesgado a determinaciones irreversibles pero transformadoras.
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Una reflexión sabia y sensata. no hay que perder el suelo donde apoyamos los pies pero no dejemos de batir las alas de la libertad. Abrazucos
ResponderEliminarRubrico lo que dices. Pero hay que aprender también a andar y sospecho que ese ejercicio dura toda la vida. Sin dejar de batir esas alas, en la medida de lo que sea posible. Gracias, Ester.
EliminarMuy sabia y profunda reflexión, Tras la cara de esa pintura habita un universos de cuestiones.
ResponderEliminarBuen post. Un abrazo y feliz tarde
Mucho me temo que hará oídos sordos a las palabras del oculto provecto que la aconseja. Qué se le va a hacer; por decir que no quede.
EliminarSabias palabras Jean.
ResponderEliminarPues a veces Jean piensa que palabra y sabiduría son términos antitéticos, aunque uno y otro concepto se vendan como aliados.
EliminarUna reflexión muy interesante ...
ResponderEliminarAhí dentro donde decides contigo misma... 🙂 Saludos
El riesgo de las decisiones. O, mejor dicho, de las elecciones.
EliminarPara que salir a buscar fuera lo que llevamos dentro, tal vez sea mejor a plicarnos la sinceridad de descubrir lo que de verdad está en nosotros ¿difícil? Pues a ser valientes!!
ResponderEliminarSaludos, me gusta esto.
Solo que el descubrimiento de lo que portamos suele darse en contacto y contraste con el exterior, queramos o no. Difícil equilibrio preservar el refugio y lanzarnos a la intemperie. Gracias, Agapxis.
EliminarOtra vez yo, es para decirte que hoy te menciono en mi blog al darte la bienvenida como seguidora
ResponderEliminarMuchas gracias, me paso a ver. Buen jueves.
EliminarLlevamos mucho dentro, para perder el tiempo buscando fuera, primero ese tesoro que llevamos dentro luego los de fuera.
ResponderEliminarSí, difícil pero no imposible.
Vengo del blog de Ester, y me quedo por aquí, con mucho gusto jean.
Un abrazo
Pues se agradece la visita y la parada. La cuestión del tesoro es su uso y la relación de causa a afecto que tiene el individuo con el exterior, ¿no crees? Equilibrios y dinámicas.
EliminarBienvenida, Carmen.
Que bueno!!
ResponderEliminarUn mensaje que se escribe desde las entrañas, ser nosotras mismas, contra viento y marea.
mariarosa
Pero escuchando la marea y el viento, válido para mujeres y para hombres. Por aquí andamos, María Rosa.
EliminarReflexivo texto. Nunca dejar deshabitada la casa aunque sigamos caminando.... y descubriendo....Saludos.
ResponderEliminarLa mansión interior se va transformando a lo largo del tiempo. Evitar su ruina, enderezar sus desperfectos, suavizar el deterioro. Hasta el fin.
EliminarSalud y calma, Sandra.
Nunca deshabitar la propia casa. La locura arrasaría entonces en ella, y en todo, y en nada.
ResponderEliminarMe gustó este desglosar de miradas tuyas sobre el lienzo.
Así es. Mientras estemos vivimos debemos habitarnos, con calor. Gracias, G, y disculpas porque se me pasó este comment tuyo. Lo siento, de verdad.
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