...en el principio debió ser la caída, sin saber cómo ni por qué, viniendo como veníamos de un tanteo visual que era simple curiosidad, pero que trataba de alejarnos a cada cual de su propia noche turbia, de un pasado de pérdida, de una marginación del placer, del olvido del cuerpo compartido, y cuánto hay de claridad en la confusión de la caída, dijiste por decir algo, o por intuir que recuperar el calor extraviado devolvía lejanos esbozos de una torpe pasión, e iniciaba un nuevo saber donde la exploración solo es hija del caos y donde es mejor no registrar orden alguno que cercene las percepciones de los sentidos
(Imagen de Inés González Soria)
Si hubo una caída, antes debió haber un sitio, una situación desde donde se estuvo y se cayó. Y por las sensaciones que se recuerdan y por la curiosidad que los precipita, esos seres que inician una nueva exploración parecieran disponerse a experimentar lo que se les ofrezca. Veo una oportunidad de renacimiento, aunque desde el caos en que se cae no logre verse el orden que -seguramente desde una instancia superior- existe.
ResponderEliminarPerdon... la parte izquierda de la imagen ,¿ es el avatar de Neogemis?
EliminarSiempre se cae desde alguna parte, Neo, pero más interesante es saber dónde se cae.
EliminarNeogeminis es lectora en tránsito, no creo que sea su avatar. Pero cada cual es libre de elegir.
EliminarSi no se hace muchas ilusiones, y teniendo en cuenta que ya apenas se acuerda de desde donde cayó, quizas le vaya bien
ResponderEliminarAbraziio
Toda caída implica un nuevo asentamiento, si se ha sobrevivido a la tal caída.
EliminarYo siempre he hallado la respuesta, y a menudo la pregunta misma, en la mirada otra. No es lo mismo mirar a los ojos que mirarse mutuamente en la mirada.
ResponderEliminarUn abrazo a retina abierta, desnuda... y evanescente.
Una precisión muy acertada. Mirarse a los ojos es tanteo y sugerencias. Mirar la mirada implica o bien conocimiento o sed de conocer al otro y su mundo.
EliminarQue la retina nos salve con su bien dirigida mirada.