jueves, 31 de marzo de 2011

Indolencias (IV)




Mas la simbiosis de la tierra y el cielo tenía que procurar inevitablemente otra materia. Tal vez permanecía oculta, acaso no se había revelado. No había tenido su momento, ni su condición. Participaba del caos, pero se estaba fraguando. Sin prisa, sin parada, sin imagen, sin destino claro.



2 comentarios:

  1. Ojalá que la nueva materia sepa ocupar el lugar que le corresponde entre tanta maravilla, que pueda formar parte del entorno y adaptarse a él sin intentar imponer superioridad, sin destruirlo.

    Feliz simbiosis

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