viernes, 22 de abril de 2011

Orígenes, VII



Sin saber qué cavidad hay tras el primer agujero, sin conocer el intrincado seno a través del cual se extienden  galerías vanas. Hendiduras cuyo tamaño es variado. Profundidades que no son imaginables. Concéntrico despliegue de oquedades sólamente previsto como hábitat de seres misteriosos, cuya identidad nadie conoce.  


8 comentarios:

  1. Pareces describir el sueño del amante.

    Besos

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  2. Cualquier parecido con la condición humana, es mera coincidencia. Un saludo.

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  3. Susan. ¿En qué sentido lo dices?

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  4. En el sentido de lo insondable, sorpresiva, y la vez predecible que es la condición humana. Como el sistema de cuevas diminutas en las piedras de tus fotos. Estamos llenos de personas que no conocemos, de posibilidades de yo desconocidas, de mil formas de llegar a esas personas que no somos, pero que están en nosotros como una semilla, algo posible, un código genético dormido, que de pronto espera las condiciones adecuadas para desarrollarse.

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  5. Sí, sí. Pero cada uno de nosotros también somos eso. ¿No tienes esa sensación de la gran profundidad que hay dentro de ti, los pasadizos que llevan a otros espacios y estos a otros, y que a veces se pierden en recovecos...y nuestra capacidad de raciocinio no llega a distinguirlos, a penetrar en ellos?

    Es sorprendente que seamos exploradores de nosotros mismos, buceadores de nuestro interior. No sabemos si buscamos tesoros o simplemente el firme donde poner pie...y es una ardua y preciosa tarea que nos lleva toda la vida, con gente que confluye sobre nosotros y nosotros sobre ellos.

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  6. Sí, Jean, la enorme responsabilidad de mirarse dentro y, no conforme con eso, avanzar, hasta tocar fondo, el musgo del fondo con la punta de los dedos. Tengo la sensación, Jean, la tengo, parece más una presencia, un huésped que jadea cuando está dormido, que emite sonidos desde la planta baja. Es algo perceptible, aunque ininteligible. A veces creo que cometemos el error de esperar un ser unificado al final de la búsqueda, cuando lo cierto es que somos todo lo que descubrimos, mas lo que no descubrimos, incluso podemos ser lo que suponemos que somos. Qué grato hablar contigo. Un saludo.

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  7. Somos nuestro propio deshacer-nos. El ser unificado no existe, empezando por el propio cuerpo y su degeneración consecuente. Tal vez la explicación sea el ciclo vital en sí, ésa sea la aspiración, y no un ser único, hecho, totalizado. Uf...largo tema, sobre el que volveré.

    Agradable también.

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