jueves, 3 de marzo de 2011

El apresuramiento



Esa presura locuela, ¿para tratar de llegar a dónde? El entusiasmo de los fines no debe hacernos precipitar el ritmo. Una mala pisada y la caída nos privará que lleguemos los primeros. Pero ¿para qué ser los primeros, ni los segundos? Adaptarnos a nuestras posibilidades. El camino no va a variar. Que el ejercicio no sea competencia, que la velocidad no se convierta en desenfreno, que el entusiasmo no se traduzca en decepción. Encontrar nuestra propia dinámica.

4 comentarios:

  1. pero en la vehemencia hay un vitalismo que la sensatez no conoce, ¿no crees?

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  2. Claro, Santi. Es más fácil desarrollar la vehemencia que la inercia juvenil y vitalista propone. Pero mantener la vehemencia y conjugarla con la cordura y sensatez de lo aprendido es un mérito también. ¿Es más vitalista el que consume antes las energías o quien resiste?

    Gracias por pasarte.

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  3. Naturalmente, Precesión. Sólamente el tiempo lo dirá.

    Gracias.

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