En ese anhelo reclama el paisaje. En el paisaje se despliegan las figuras y también los objetos. Se desdoblan las visiones a las que se dota de pretendida veracidad. Teme el deslumbramiento y teme la turbiedad. Llega un momento en que mire donde mire le parece estar ante un juego de espejos.¿Le remiten a la desesperanza?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es que, claro, en lo turbio y en el deslumbramiento la ceguera tiene la misma estatura. Puse un link a tu blog en mi facebook, espero no te moleste. Un saludo.
ResponderEliminarSusan. Ah, la tremenda estatura y longitud de la ceguera...
ResponderEliminarNo me molesta, aunque no me muevo por facebook no me importa.
Dependiendo de si está muy turbia el agua o muy sucio el espejo, la ceguera tendrá una altura u otra...vamos, creo yo!! Aunque lo que yo crea no será tu certeza, que hablas y, por supuesto, sabes de qué. De palpaciones, claro!!!! Si es queeeee...yo misma me he respondido, joder!!!jijijijijij.
ResponderEliminarNice night to look at the sky!
Sweet dreams!
¡Vaya pregunta! Y qué incompetencia la mía para responder. Seguimos hablando -o eso capto- de un tipo de ser humano, y como decía un amigo boricua: Puede que sí, o tal vez no, aunque lo más probable es que quién sabe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Andri.
ResponderEliminarJulio: la difícil ratificación de los hechos en camino. El acontecer. Fácil hablar cuando ha transcurrido. E incluso entonces no es fácil tenerlo claro del todo.
ResponderEliminarSalud.
Yo veo, Jean, esas imágenes de ventanales, esas palpaciones, como oscuras palpitaciones, turbios presentimientos, poéticos avantis: el estremecedor oparecido con los desvencijados edificios de Oslo hoy.
ResponderEliminarSaludos blogueros
Visiones a las que se dota de pretendida veracidad... filosóficamente sostenible; humanamente cierto. La vida continúa siendo un sueño maravilloso. Saludos.
ResponderEliminarJosé Antonio. Son ventanales algo tenebrosos, sí, lo reconozco. La asociación de ideas que cada cual establezca con ellos es muy particular. Pero son ventanales muy de ciudad española de siglo XIX/ XX.
ResponderEliminarUn abrazo.
Calderón de la Barca, puro y duro, José Luis. Y sin embargo, un sueño que nos trastorna y a veces desquicia.
ResponderEliminarTodos los sueños tienen que tener un matiz de inquietud...
ResponderEliminarMe encanta regalarte cosas...ya sabes que sin ningún puto interés. Este cd de américa solía escucharlo cada vez que íbamos y veníamos del Valle de Arán mi ex y yo (aprendí un poquito de aranés, pero se me olvidó, lógico, no?...solía escuchar GUM f.m. Muy buena emisora, me encantaba)...vivíamos en Mont, en un pueblecito en lo alto de una montaña. Estuvimos trabajando en Artíes, cerca de Baqueira Beret en una academia de conducción de alta montaña. Mi ex era una de los instructores. Pero bueno, eso lo dejamos de lado. Te pongo aquí la canción, me fascina:
ResponderEliminarhttp://youtu.be/Z98lumIOHnA
Un abrazo, Jean.
Gracias, Albi, lo escucharé; el saber musical no ocupa lugar.
ResponderEliminarJosé Luis...es que los tienen, los tienen. Y algunos, excesiva inquietud. Tanto que al despertar nos han removido. Y los otros sueños...las aspiraciones, esfuerzos, búsquedas e ilusiones del mundo consciente resultan tanto o más inquietantes, ¿verdad?
ResponderEliminar