Hay tantos pájaros sobre nuestras cabezas -muchos más dentro de ella- que mejor dar la espalda al tenaz batir de sus alas. Van y vienen, pero mejor no saber a dónde se dirigen y de qué lugar proceden. Tal vez la caída de alguna pluma o de uno de sus detritus nos obliguen a mirarlos con sorpresa o con indignación. Se hacen tanto de rogar...Vayas por donde vayas te sobrevolarán aves de otros continentes o simplemente aquellas más domésticas. Son como las ideas, y como a las ideas también se las puede ignorar, aceptar o matar. Tú eliges, jugador de vuelo rasante, y sabrás qué infinitivo te apetece conjugar. Pero piénsalo bien, por si te arrepientes de la decisión. Al fin y al cabo, tú y los tuyos también actuáis en bandada.
(Ilustración de Artemio Rodríguez)
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