miércoles, 18 de octubre de 2017

50. De ave en ave (cuento erótico)




De ave en ave y tiro porque usted sabe. O debería saber, aunque la apuesta vital se oculta entre una cierta previsión y una rotunda conclusión, no se engañe, mon ami. Eso le dijo Madame La Mauvemaison a su último amor de provecho mientras ambos reposaban de sus ardientes ejercicios de pasión. Las aves incitan a vuelos terrestres con solo admirar su despliegue sobre nuestras cabezas. Y como  requería su estado de satisfacción al borde de otro de solicitación que le proporcionaba un tiempo para recuperarse, siguió hablando. De ahí suele decirse que vuela con la imaginación o voló demasiado alto si lo que pretendió realizar era excesivo y no lograba el objetivo o simplemente se dice vuela de una vez a quien se considera inmóvil o se habla del vuelo de las ideas o de cómo voló el dinero...Los vuelos de los pájaros proporcionan coartadas expresivas acertó a decir, en un alarde de demostración retórica, Monsieur de La Banque, potentado venido a menos desde que abandonó a su mujer, absorbido por la joven dama de aquella corte caduca y en riesgo de Luis XVI. Contigo me siento volar, le dijo la atractiva amante al enloquecido y galante varón observando si éste se recuperaba del desenfreno. A él le supo a gloria aquella frase, si bien ignoraba que anteriormente Madame La Mauvemaison la había practicado en su elegante lengua con otros caballeros, lacayos, sirvientes y criados de cuadra. ¿Me estás sugiriendo, querida, que deseas volar de nuevo?, insistió el incauto amante. Pero en aquel momento la puerta de la chambre se estaba abriendo y la dulce e inexperta Martine se asomaba y pedía disculpas mientras su faz sonrosada y su busto remarcado eran una provocación para los amantes del desastre del fin de la historia.



(Ilustración de Artemio Rodríguez) 

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