miércoles, 11 de octubre de 2017

47. El báculo




En la Suma Escuela de los Camaleones el Gran Maestro respondía las preguntas y aclaraba las dudas de los alumnos. ¿Cuál es el mejor color que debemos adoptar?, preguntaba el de la primera fila. El color que tengas más cercano, respondía el maestro. ¿Cómo debemos permanecer ante el peligro?, inquiría uno de más atrás. Con la misma actitud que tenga el peligro, dictaba el cátedro. ¿Qué cuerpo pondremos cuando otros cuerpos se aproximen a nosotros?, preguntó una camaleona. Observad ese cuerpo lo más meticulosamente posible y sed como él. Alzó la mano el alumno más torpe. Si nos cerca un animal agresivo, que no para y se agita constantemente, ¿debemos hacer lo  que hace él? No, dijo el enseñante, en ese instante aparentad que no estáis y os dejará por imposible. ¿Siempre saldremos airosos en cualquier circunstancia, maestro?, preguntó el más crítico, el que tenía fama de incordiar a la clase. Todos permanecieron atentos, esperando una solución que les confirmara seguridad. Siempre que obréis como camaleones pero sin que otros adviertan que lo sois, pontificó la autoridad. 

Entonces el Gran Maestro de la Suma Escuela de los Camaleones, acuciado por el esfuerzo de tener que explicar lo que la naturaleza otorga sin razonamientos, enderezó el cuerpo sobre su propio báculo y ante los ojos de sus alumnos se hizo invisible.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


8 comentarios:

  1. Fábula ad hoc. Por cierto me han pretendido intimidar recientemente con uno. Surrealista. Que triste resulta el atrevimiento da ignorancia soberbia.

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    1. ¿Episcopal? Suena a Buñuel.

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    2. Nada mas lejos. Un báculo de pastorcilla comprado en tienda turística. Penoso. Ahora entiendo mejor las cositas de Buñuel sus orígenes y su tiempo.

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    3. Mide la amenaza, no es cosa de mandar por las buenas a una infante al correccional, eh.

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  2. Toma tú, que quien me amenazó con semejante arma fue un patético "abuelo" con alevosía premeditada a causa de un falso testimonio causado por una descerebrada. La triste monda!

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    1. Ay de los abuelos que creen por las buenas a sus nietas...

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  3. Que asombrosa es la naturaleza.
    Si pudiésemos mimetizarnos con el paisaje como lo hace el camaleón lo haríamos. Algunos/as para fines perversos y otros/as para pasar desapercibidos ante una situación de peligro.

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    1. Los humanos se disfrazan de otra naturaleza con cierta frecuencia. Yo conozco unos cuantos individuos con capacidad camaleónica sorprendente. Gracias.

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