viernes, 11 de agosto de 2017

10. El equilibrista




Somos equilibristas de nuestras fantasías. Pero ¿qué sería de nosotros si no nos exhibiéramos delante de los demás? Necesitamos tanto la mirada ajena. Requerimos de tal modo el aplauso de la grey. Esperamos con suma urgencia cada opinión exultante. Tú, hombre simiesco, ¿te tienes por más triunfador al cabalgar sobre un unicornio? Cada híbrido de este mundo opta por una ensoñación a través de la cual se cree demiurgo. ¿Qué espacio tienes bajo tus pies? ¿El de una cabalgada efímera, el de un vuelo pasajero, el de la posesión perecedera de un hermoso equino mágico? ¿Cómo? ¿Que nadie está pendiente de tus piruetas ni envidia tu corcel ni se emociona con tu flexibilidad? Siempre hay ojos que nos observan desde todas partes. Pero tú quieres ser considerado por los más misteriosos. Por eso perseveras en el ejercicio. 

Si el dado se te detiene en esta casilla pìerde un turno para pensar en tu imagen más fantástica y gozar de ella. Hay trampas peores cuyo castigo es más duradero.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)


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