viernes, 4 de agosto de 2017

3. La risueña geometría




Cuando te dieron a elegir te pediste ser caracol.  No quisiste ser ocelote ni serpiente ni ave rapaz. No voy contra nadie y por lo tanto elijo ser caracol, dijiste entre gemidos contenidos a duras penas. No me interesan las presas, no he nacido para depredador, insististe cuando otras espacie te observaron con ojos perplejos. Y en aquella declaración de principios iba implícita tu condición antigua, esa persistencia en unos orígenes lejanos, levantada por la geometría bella de la curvatura de la vida. Crecías desde y sobre un punto sin fin y estabas orgulloso de ello. Soy la identidad de lo oculto, el recorrido que asciende sobre sí mismo desde esta arquitectura onerosa. Hubo quien no comprendió nada de tus convicciones. Quien te miró con lástima. Quien lo hizo con admiración. Quien prospectó que le aportaras el secreto. Pero tú, lengua afuera y largos y misteriosos ojos siempre vivos, estabas contento de tu manifiesta visión.



(Ilustración de Artemio Rodríguez)



2 comentarios:

  1. (¿Te diste cuenta que de esos caireles que salen de su boca, el más alto forma un rostro una figura de mujer?).

    Alguna vez (dentro de muchas charas) dije no ser competitiva, me criticaron y cuestionaron, me mantuve ahí, en mi postura, me interesa una vida tranquila y no con la vorágine de estar siempre compitiendo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Podría ser o será que lo ves con ojos de fémina.

      Comparto lo de la competitivad. Es algo que aborrezco, probablemente a uno no le han ido las cosas mejor por no serlo (si se mira desde un ángulo dominante) pero eso no hace menos feliz o contento al que huye de competencias y luchas intestinas con el prójimo. Me alegro de tu actitud.

      Eliminar